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Dos iraníes habían montado una gestoría de falsificación de pasaportes en Madrid

Dos estudiantes iraníes han sido detenidos por la policía madrileña, acusados de dedicarse a falsificar pasaportes que posteriormente vendían a compatriotas huídos de su país que deseaban asilarse en Canadá. Según fuentes policiales, carteristas y descuideros (ladrones por el procedimiento del descuido) eran quienes facilitaban documentos legales a ambos extranjeros para su posterior manipulación.

La investigación se inició hace dos meses, cuando la policía advirtió que por el aeropuerto de Barajas abandonaban nuestro país numerosos iranies que iban provistos de pasaportes de las más diversas nacionalidades, fundamentalmente europeas. Paralelamente, las denuncias de sustracción de documentos personales se habían incrementado entre los turistas que visitan Madrid y Barcelona.

Los encargados del caso averiguaron que "una parte importante" de los pasaportes robados iban a parar a manos de dos iranies residentes en Madrid, que fueron identificados como M. A. P. , de 27 años, y F. A. Z. A., de 22.

Ambos jóvenes vivían en un piso de la calle de Mota del Cuervo, en el barrio de Hortaleza, y en el mismo lugar tenían otro piso franco, que utilizaban tan sólo como taller. En este segundo inmueble fueron localizados 70 pasaportes europeos y americanos.

Los falsificadores abonan entre 10.000 y 12.000 pesetas por cada pasaporte a los carteristas. Los turistas más atacados por esta organización eran los de nacionalidad griega o alemana, por ser los más cotizados entre los iraníes que huyen del régimen del ayatolá Jomeini.

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Los dos jóvenes ahora detenidos cobraban por sus gestiones 700 dólares (unas 80.000 pesetas) cuando iniciaban los trámites, es decir, cuando los interesados les enviaban un juego de fotografías personales. El resto del pago lo recibían los falsificadores cuando entregaban el pasaporte en España, momento en que el fugitivo les abonaba hasta 10.000 dólares (1.150.000). La mayoría de los iraníes se dirigían hacia Canadá, nación donde ya hay una importante colonia.La policía asegura que resultaba muy difícil descubrir a simple vista la falsedad de los pasaportes, debido a que los autores "habían logrado una gran perfección en sus métodos", principalmente en la imitación del sello en seco que pisa parte de la fotografía del titular.

Los dos jóvenes plumas (falsificadores) también tenían mucho cuidado en que los datos de su compatriota tuvieran gran similitud con los del titular al que realmente correspondía el documento, sobre todo en lo referente a su edad, estatura y color del cabello.

Fuentes policiales se han negado a facilitar la identidad de los dos jóvenes detenidos con el fin de evitar que ellos o los familiares que aún residen en Irán puedan ser víctimas de algún tipo de represalias por parte del régimen.

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