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El subsuelo & Madrid, un queso de Gruyère

El mapa geotécnico de Madrid, uno de los documentos incluidos en la citada publicación de la Gerencia Municipal de Urbanismo, pone de relieve que los terrenos de amplias zonas de la capital se han visto profundamente modificados por los miles de toneladas de escombros arrojados en ellos a lo largo de siglos de actividad constructora. Todo el cauce del desaparecido arroyo del Abroñigal, que cruza Madrid de norte a sur, prácticamente toda la zona actualmente ocupada por AZCA, las vaguadas por las que discurrían numerosos arroyos, los terrenos industriales de Méndez Álvaro, han sido rellenados por sucesivas capas de escombros que llegan a alcanzar los 20 metros de profundidad.Para la construcción de la torre Picasso, en AZCA, por ejemplo, se hicieron 15 sondeos, 10 de ellos de 20 metros de profundidad, cuatro que llegaron hasta los 60 metros y uno de 100 metros.

La existencia de numerosas vías de agua y, en otras zonas, de suelo arcilloso han presentado siempre grandes problemas para la edificación. Son numerosos los inmuebles madrileños, dotados de una cimentación insuficiente, en los que han aparecido grietas peligrosas a los pocos años de su construcción.

Las obras del proyectado aparcamiento en la calle General Álvarez de Castro han sido paralizadas por los vecinos de la zona, que sostienen que los trabajos pueden afectar peligrosamente a los cimientos de los inmuebles vecinos. El periódico Ya publicaba el lunes una relación somera de obras que tuvieron que ser suspendidas por la debilidad del terreno o por su incompatibilidad con galerías subterráneas, modernas o antiguas, ya existentes. Entre estas obras abandonadas o modificadas a la fuerza figuran el aparcamiento de la calle Cavanilles, la modificación del proyecto en la calle Esteban Mora, la forzada ampliación de una planta en el aparcamiento de la calle Rosales o la reducción a dos plantas del de Marqués de Corbera.

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