Venezuela
Veo horrorizado las escenas de los disturbios de Caracas, de inusitada violencia. Intento no caer en simplificaciones, pero siento por encima de todo la agresiva desesperación de un pueblo agredido y exasperado por una miseria antigua e inacabable, que es la raíz rnás profunda de su violencia. Las otras causas -su abandono, su incultura- tienen también su asiento en los sistemas políticos imperantes en gran parte de América Latina. Se me viene a la mente la figura del escritor peruano José María Arguedas, que no pudo soportar la injusticia económica de su país y el vandalismo de las dictaduras.La democracia venezolana -como toda democracia- sólo será una esperanza si se basa en el respeto igualitario a los derechos de todo el pueblo. Por eso la lección sangrienta de estos días nos atañe a todos, Gobiernos y particulares: un país largamente estafado es siempre un germen potencial de violencia.-
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