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Nuevo llamamiento del Dalai Lama al diálogo con Pekín

El Dalai Lama, el jefe espiritual tibetano exiliado en la ciudad india de Dharamsala desde 1959, hizo pública ayer -día del 30º aniversario del fallido levantamiento popular contra la ocupación china, en el que murieron más de 10.000 tibetanos- una carta enviada al líder chino, Deng Xiaoping, en la que le pide la "inmediata apertura de negociaciones en Ginebra para encontrar una solución pacífica a la cuestión tibetana". La misiva ha sido remitida también a 40 líderes mundiales, entre los que se encuentran Bush y Gorbachov.Las autoridades chinas, aún confusas" ante el estallido de la crisis tibetana, no han cerrado totalmente la puerta a un posible diálogo con el Dalai Lama, pese a que en una primera reacción le acusara de ser el instigador de la revuelta. El Diario del Pueblo, órgano del Partido Comunista Chino, publicó ayer un largo editorial, en un tono bastante moderado, en el que resaltaba los peligros de desestabilización del país, no sólo por la revuelta tibetana, sino también por la crisis económica.

La cifra oficial de muertos durante los tres días de enfrentamientos en Lhasa ha sido elevada a 16 por las autoridades de Pekín, que han admitido asimismo le existencia de más de un centenar de heridos. El balance anterior era de 12 muertos, pero según la radio oficial china, cuatro personas más sucumbieron a sus heridas. Se ignora si se trata de tibetanos o de policías chinos, 12 de los cuales -también según informaciones oficiales- resultaron heridos durante los enfrentamientos. Según turistas occidentales que presenciaron los acontecimientos, el número de muertos podría alcanzar fácilmente varios centenares.

Ayer, dos días después de haberse instaurado la ley marcial, la policía detuvo en las calles de Lhasa a un número indeterminado de tibetanos. Sin embargo, la situación era más tranquila que en los últimos días. Extranjeros residentes en la capital tibetana contactados por teléfono indicaron que soldados y fuerzas de la policía china patrullaban por las calles de Lhasa en número considerable para impedir cualquier manifestación. Varios extranjeros confinados en sus hoteles de Lhasa aseguraron que vieron a la policía realizar numerosos arrestos en plena calle.

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