El grito de Mozambique

Señor ministro de Asuntos Exteriores: sé que está muy ocupado por los complejos y múltiples empeños que ahora pesan sobre usted durante este semestre en que toca a España presidir la CE. ¿Encontrará un pequeño espacio de escucha para acoger el grito de un pueblo que muere lentamente en una guerra, para ellos sin sentido, terriblemente cruel y no menos olvidada por el resto del mundo?Mi servicio apostólico me ha llevado a vivir, durante un mes, con un puñado de misioneros-as, que están arriesgando día a día sus vidas, en Mampula (Mozambique), una de las tierras más afectadas por la guerra, donde ellos han sido y son testigos de las mayores atrocidades.

Si en Europa fueran estrellados por la guerrilla unos niños contra los árboles, seguramente sería noticia mundial. Si en EE UU quemaran a ancianos vivos o les amputaran sus miembros, se levantaría una ola de indignación general. Si en España mataran a machetazo limpio a mujeres, algunas de ellas grávidas, el clamor de justicia sería internacional. Si en un país del Primer Mundo muriese de hambre un niño cada tres minutos, seguramente se movilizaría más de un Gobierno.

Esto, y mucho más, está ocurriendo en varías zonas de Mozambique, ante la ignorancia de la opinión pública mundial y ante la aparente indiferencia total de la mayoría de los Gobiernos. Señor ministro, ¿no podría España -en su calidad actual de presidencia de la CE- hacerse promotora de una acción diplomática urgente que lleve a las partes en causa -Frelimo y Renamo, con sus respectivos aliados- "a buscar la paz por el camino del diálogo político y de la reconciliación nacional", como pidieron los obispos mozambiqueños en la carta pastoral de 30 de abril de 1987 y repitió Juan Pablo II en su reciente viaje a Mozambique de 16-19 de septiembre de 1988?

Señor ministro, le felicito por cuanto está haciendo por la Conferencia de Pazen Medio Oriente y le suplico que haga lo posible para que la esperanza vuelva a esa tierra de África. Es la voz y el pedido de todo un pu- eblo, con sus 14,5 millones de habitantes, que está cansado de tanta muerte, violencia y guerra.-