Canje paritario
Estalló finalmente el artificial canje paritario de Banesto y Central, después que una incontinente cascada de papel obligara a suspender las cotizaciones. Igualar los cambios de dos sociedades soslayando sus ratios financieros y contables obliga a un maquillaje que de una forma u otra ha de pasar factura. Los bancos españoles empezaron sus fusiones por la epidermis: cambios en el nominal de las acciones e igualdad de los precios bursátiles para favorecer los canjes paritarios. Detrás quedaban los costes sociales, las dificultades técnicas, los equilibrios fiscales y, sobre todo, el precio político de los relevos en la cúpula. Se empezó por el tejado y ahora al pequeño accionista le queda el susto del valor real de sus títulos. En las juntas de fusión los enuncia dos sustituyeron a los contenidos.
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