Una ovación de 26 minutos despide a De Mita

Arnaldo Forlani, de 63 años, es desde ayer por la tarde el nuevo secretario de la Democracia Cristiana (DC), elegido por el 84% de los votos de los 1.312 congresistas que han participado en el 189 Congreso Nacional del partido. El secretario saliente y actual primer ministro, Ciriaco, de Mita, que respondió ayer a todas las críticas formuladas en el congreso, fue interrumpido por los aplausos 39 veces y despedido con una ovación que duró 26 minutos.

"Ha sido un congreso muy difícil, pero llevado a cabo con mucha inteligencia. Prácticamente, De Mita, y yo hemos dicho las mismas cosas", declaro Forlani al término de la reunión. El congreso propuso también que el Consejo Nacional elija a su antecesor, Ciriaco de Mita, de 61 años, nuevo presidente del partido, en sustitución de Forlani. Éste pronunció una frase muy dura, al afirmar que ahora el partido deberá recobrar "su legalidad". De Mita le respondió diciendo: "Recuerda Forlani que nosotros no teníamos a nuestras espaldas una legalidad, sino más bien una inutilidad, por no decir algo más grave [se refería a la inmoralidad]. Si la hubiésemos tenido, habríamos poseído una fuerza, pero cuando un partido ha perdido su credibilidad ante la opinión pública, como nos pasaba a nosotros, era urgente crear algo nuevo, hechos concretos sobre los cuales fundar una nueva legalidad".En lo que se refiere a su iniciativa de renovar el partido, que sus adversarios han calificado como una "tiranía", De Mita respondió: "Es posible que haya habido algo de tiranía para enderezar las cosas, pero lo cierto es que todos hemos crecido". Y añadió que la derrota de la DC había consistido en "quedarse fuera de todo lo que de vivo y verdadero bullía en el país".

Y, con ironía, añadió que había querido recordar "de dónde arrancamos hace siete años", no para pedir gratitud, sino "para que no se vayan ahora a cometer errores que nos lleven otra vez al punto de partida", es decir, a perder de nuevo la credibilidad con quistada. Una voz gritó: "Tú eres un hombre genuino". Pero De Mita, ante los aplausos, insistía: "Quiero silencio, estoy reflexionando con vosotros. Esto no es un partido de fútbol".

Patrimonio religioso

Si duros habían sido con él los miembros del movimiento integrista de Comunión y Liberación, que lo habían acusado de haber echado por la borda el patrimonio religioso del partido y cuya revista El Sábado salió ayer a la calle con un editorial titulado Se acabó la dictadura en la DC, De Mita no lo fue menos con ellos. En uno de los pocos momentos en que alzó la voz, dijo, casi gritando: "Nosotros no somos un partido católico, y a los católicos no les pedimos el voto por creyentes, sino para hacer una batalla civil de libertad. Nuestro deber de creyentes es el de mantener inalterada la distinción entre el magisterio universal de la Iglesia y la parcialidad del empeño de los católicos en la política". De Mita defendió la identidad de los llamados "católicos democráticos" y arremetió contra la intolerancia de los movimientos integristas. Y comentó: "Parece increíble que haya que volver a repetir estas cosas después del Concilio Vaticano ll".De Mita, en su réplica, de una gran densidad política, usó mucho el arma de la ironía. Afirmó, por ejemplo, contra el grupo de centro-derecha que se ha adueñado del partido, que "no siempre los que tienen más votos poseen también las ideas". Recordó que hoy todos los partidos sufren crisis de identidad, y que concretamente la DC acabaría desapareciendo si renunciase a su papel de partido "popular"; y que como tal no puede ser nunca partido "conservador".

Respecto al Gobierno de coalición que encabeza, De Mita fue también muy drástico. Vino a decir que o el partido le deja las manos libres para "sanear la economía", imponiendo sacrificios -en cuyo caso, dijo, "trabajaré con conciencia y responsabilidad"- o bien se verá obligado a denunciar que "no existen las condiciones para gobernar".