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Reportaje:

"Mamá llévame al 'casting"

Salir en los anuncios fascina a padres e hijos

A las 20.15, el niño número 142 hace su entrada en el pequeño vestíbulo de la agencia. Creativos y realizador han apagado ya los focos después de un cuarto de hora de inactividad, pero todavía tienen ánimo para iniciar la prueba, con la esperanza de encontrar por fin lo que buscan, un niño comunicador. Se trata de uno de los innumerables castings destinados a localizar un modelo adecuado para una campaña publicitaria, en este caso para televisión, dirigida a una audiencia infantil.

"¿De dónde vienes, guapo? ¿Cuántos añitos tienes?", le dice el realizador del futuro spot, Ramón Costafreda, al pequeño que acaba de despojarse del anorak. El niño contesta que tiene ocho años, en voz baja. Luego, el realizador le tiende un cromo manoseado ya por la legión de aspirantes. "Intenta explicarme, como si yo fuera tu amigo, que tienes unos cromos muy bonitos y que podemos cambiarlos. No sé, di lo que se te ocurra", le sugiere. Pero el pequeño, que ha tomado repentina conciencia de las cámaras de vídeo, no acierta a decir nada satisfactorio. "Sólo hemos encontrado un niño que nos sirva, y necesitamos dos", explica Carlos Obelleiro, creativo de esta mediana agencia, una de las cerca de 2.000 que funcionan en Madrid y Barcelona.Los castings con niño guapo, señor gordo que sepa hacer piruetas, jovencita impresionante, perro gracioso o señora corriente proliferan con un ritmo creciente de aspirantes que sueñan con la pequeña fama de salir en un anuncio. Normalmente, el cauce para este tipo de pruebas son las agencias de modelos especializadas, pero a veces, como en este caso de la agencia Akros, la dificultad de encontrar el modelo preciso obliga a utilizar un periódico. "Para spot en televisión se necesitan niños de ocho o nueve años, despiertos, simpáticos".

De aquí a Hollywood

A partir de las 16.30 llegaron las primeras riadas de madres. Casi todas con varios niños más además del aspirante a estrella. "No sé cómo se lo tomará el mío si no le eligen", explica una señora. "Él poco más o menos se cree que de aquí a Hollywood". El niño sale del plató con cara de pocos amigos. "¿Qué tal, Alberto? ¿Has estado bien?", pregunta la madre al pequeño de pelo rubio sospechoso. "Yo qué sé, no soy Jesús Hermida ni Bibi Andersen", contesta la frustrada estrella."Dedicarse a este tipo de prestaciones artísticas puede causar problemas en el desarrollo del pequeño. La Administración debiera reglamentar su actividad, como pasa en otros países. Porque el niño debe seguir en el colegio, y no debe sufrir una explotación", confiesa Francisca Hernández, de la Asociación de Agencias de Modelos de España, que agrupa a 17 empresas. Actuar en un spot puede representar entre 50.000 y 80.000 pesetas por jornada de ocho horas para un pequeño actor. Otras fuentes, como los propios publicitarios, opinan que se pueden superar las 120.000 pesetas por sesión.

Hacia las seis de la tarde, la afluencia de aspirantes a modelo es máxima. Los críos -un alto porcentaje de rubios con ojos claros y largas pestañas rizadas- cuchichean excitados en el pasillo antes de entrar en el plató, donde dos cámaras de vídeo graban sus pequeños gestos de desparpajo en algún momento, de timidez casi siempre. "En España, en los colegios, no se hace expresión corporal, no hacen teatro y no tienen costumbre de hablar ante los compañeros: llegan, ven la cámara y se cortan muchísimo", apunta Obelleiro.

La fila de niños se hace más y más densa. La madre de Pablo Curiel, un chaval de ocho años y medio que actúa en esos momentos, comenta: "Éste es timidísimo, la verdad. Ni siquiera se ha atrevido a ponerse un disfraz en los carnavales. Pero se ha empeñado en venir". El niño sale pletórico del plató, pese a la dura competencia de un niño semiprofesional, Tito Augusto, con una larga experiencia. "Lo paso mal al tener que decidir entre los críos, pero me debo al cliente", apostilla Obelleiro antes de enchufar el vídeo, con la esperanza de que, en la pantalla, la imagen de alguno de los niños que han pasado por el plató resulte definitivamente comunicadora.

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