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FUEGO EN EL NORTE, HIELO EN EL SUR

Arde la España verde

La cornisa cantábrica vive el invierno más seco de los últimos 40 años

Según datos de la Confederación Hidrográfica del Norte de España, las precipitaciones de la cuenca norte en el último trimestre del año pasado han sido, según regiones, entre un 36% y un 75%. inferiores a la media para ese mismo período de los últimos 40 años. En enero, la carencia de lluvias ha sido aún más acusada, con precipitaciones que en el caso más favorable (Vizcaya) fueron un 67% inferiores a la media del mes de enero en las cuatro últimas décadas, aunque en la provincia de Pontevedra han llegado a ser inferiores en un 82% a la media de los últimos 50 años.El tiempo seco ha sido particularmente acusado en el último trimestre de 1988 en Vizcaya y Asturias. En el caso de esta última región, éste es, según datos del Observatorio Meteorológico de Oviedo, el invierno más seco desde hace 113 años. En enero, la sequía ha sido extrema en Galicia, con precipitaciones que en el mejor de los casos se han situado en un 79%. por debajo de la media de los cuatro últimos decenios en el caso de Lugo y Orense y un 72% en La Coruña. Así, mientras todas las provincias de la cornisa cantábrica, salvo Orense, registraron en los últimos 40 años precipitaciones medias en enero superiores a los 100 litros por medio cuadrado (la media de Pontevedra es de 200), el mes pasado ninguna alcanzó los 48 litros. En Orense se registraron sólo 27.

Más información
Un nuevo anticiclón contribuirá a mantener la sequía

Algunos manantiales de Asturias y otras regiones norteñas están secos desde hace más de una semana, por lo que el suministro de agua a algunos pueblos viene realizándose mediante autobombas. Los embalses de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco aún conservan reservas equivalentes a tan sólo el 37% de su capacidad, cuando hace un año estaban en el 91%.

Esto es más preocupante en las reservas hidroeléctricas. Aunque los embalses para la producción de la energía eléctrica están, en el conjunto de estas provincias, al 37% de su capacidad, en Asturias, según fuentes de Hidroeléctrica del Cantábrico, ha alcanzado el nivel de reserva obligado (el 10%), por lo que la disponibilidad hidráulica para la producción de energía es en estos momentos nula.

Los efectos de esta situación climatológica caracterizada por una persistente situación anticiclónica e inversión térmica prolongada no se han hecho esperar. La contaminación -favorecida por la inexistencia de corrientes de aire- alcanza niveles preocupantes, aunque lejos de una situación de alarma.

Más enfermos, menos leche

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La incidencia de enfermedades cardiorrespiratorias y procesos víricos se ha disparado, según responsables médicos, de forma "impresionante" en las últimas semanas, y los ingresos hospitalarios por esta causa han saturado los servicios de neumología de los grandes hospitales de Asturias, Instituto Nacional de Silicosis y hospital Covadonga, que trabaja desde hace mes y medio por encima de sus posibilidades.La falta de agua ha propiciado un descenso de la producción láctea, que alcanza en algunas zonas de la región disminuciones de hasta el 10%, y también de la calidad de la leche por la carencia de pastos verdes. La sequía ha favorecido la propagación de fuegos incontrolados -más de 100 incendios en lo que va de año- en el Principado, que han asolado hasta el momento más de 1.100 hectáreas de monte bajo y bosque sólo en Asturias.

En algunos ríos como el Narcea el ba o caudal está favoreciendo enfermedades infecciosas en la fauna, y la mortalidad de salmones, víctimas de la enfermedad UDN, es "impresionante", según los expertos, que califican de "dramática" la situación. Los principales ríos asturianos, cántabros, leoneses, vascos y algunos de los gallegos presentan caudales inferiores a los cuatro metros cúbicos por segundo, muy por debajo, a veces hasta un 50%, respecto a los caudales medios del pasado mes de agosto.

Los expertos consideran que este invierno atípico puede generar efectos aplazados aún más graves que los que se manifiestan con carácter inmediato. La degradación del suelo por la sequía y los incendios puede ocasionar avenidas en cuanto aparezcan las primeras lluvias intensas, amén de un lavado de terrenos que agudizará el proceso de erosión. La falta de nieves será un problema cuando en primavera falten las aguas del deshielo.

En Cantabria -informa Jesús Delgado-, en el curso de las últimas horas se han detectado una treintena de siniestros. Veintitrés hectáreas de arbolado y 170 de superficie desarbolada fueron afectadas, lo que ha inducido al Gobierno autónomo a solicitar del Icona el envío de un hidroavión que ayer actuó decisivamente, repostando en la bahía de Santoña, para sofocar incendios en la comarca de Rasines.

En Vizcaya -informa Tonia Etxarri-, un incendio forestal de gran magnitud asoló 600 hectáreas de monte en la madrugada de ayer. La localización de más de 50 focos de fuego entre los municipios de Muskiz y Sopuerta hace pensar en un incendio provocado.

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