Clásico y vetusto melodrama

"¿Quién quiere ver una película sobre campesinos chinos?". Astuta pregunta del todopoderoso de la Metro Louis B. Mayer, formulada al productor Irving Thalberg ante el empeño de llevar a la pantalla The good earth, la novela de Pearl S. Buck que narra la vida de una familia de campesinos en china que luchan por abrirse camino en la vida hasta que la fatalidad les conduce a la desesperación. Mayer, sin embargo, andaba algo bajo de olfato: la película, que tendría una larga producción -casi tres años- y que sería la última de Thalberg, muerto antes de estrenarla, no sólo gustó enormemente a las plateas sino que se llevó un par de merecidos oscars -a la fotografía excelente del expresionista Karl Freund y a la actriz Luisa Rainer, quien curiosamente había ganado una estatuilla el año anterior por El gran Ziegfeld- y hoy es un clásico y vetusto melodrama de los que han hecho llorar a varias generaciones.Merecidos los oscars. La calidad del blanco y negro de Freund es irreprochable, contribuye al fluir dramático de la historia. Por otro lado, a la misma altura de Rainer está el siempre excelente y excesivo siempre Paul Muni. Lo demás es puro sentimentalismo, ternurismo, humanismo hollywoodiano, algo que siempre funciona de maravillas.

La buena tierra, a las 2.00 por TVE