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Entrevista:

"Italia es otro mundo"

Víctor, ex jugador del Barcelona, dice que el fútbol italiano está mejor organizado

Víctor Múñoz tiene 31 años y continúa cabalgando como si tuviera 20. Después de pasarse toda su vida en el fútbol español ha decidido hacer lo que muy pocos se han atrevido: jugar en el extranjero. No contento con eso se ha ido al fútbol más difícil, y, según él, el mejor organizado y el más serio. Y allí está él, rodeado de los mejores futbolistas del mundo, codeándose con Maradona y Gullit, haciendo que su Sampdoria, la de Boskov, la de Vialli, aspire a ganar un título este año. Víctor, un estudioso del fútbol, está convencido de que el Calcio es el siguiente escalón para la Liga española. Es decir, el fútbol español será dentro de unos años lo que es ahora el italiano: sociedades anónimas, seriedad y profesionalidad.

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Pregunta. ¿Se arrepiente de haber cambiado de aires?Respuesta. Uno no puede arrepentirse de algo que hizo a conciencia, después de pensárselo muchas horas, muchos días, y poseyendo información de primera mano. Fue, sin duda, una decisión importante, pero forma parte de la vida de un profesional. Somos gente nómada. Mi única pretensión en esta vida es estar en continua evolución. Trasladarme a Italia significaba para mí mucho más que jugar a fútbol. Se trataba de conocer nuevas gentes, un país similar pero distinto, otro idioma, otras costumbres, otras culturas, otro fútbol. Sabía lo que me jugaba, pero también sabía que por poco bien que me saliera iba a enriquecer mis conocimientos y nutrir a mi cerebro de nuevas ideas. No cabe duda de que ha sido muy motivante fichar por la Sampdoria.

P. ¿Cómo se vive el fútbol en Italia?

R. Los que piensen que el fútbol en España es la locura debería pasarse un mes en Italia y se darían cuenta de que aquello sí es la locura. El fútbol en Italia es mucho más importante que aquí. Y el futbolista, y eso es lo más hermoso, está muchísimo más considerado que en España.

P. ¿Todo allí es más grande, más vistoso?

R. No, todo allí es más profesional, más organizado. Italia es otro mundo, de verdad. Los clubes son ya sociedades anónimas y eso significa que los propietarios son, al margen de tifosi, gente preparada para gestionar un club. Tanto la federación como los clubes, jugadores y árbitros intentan llevarse bien y, sobre todo, intentan evitar problemas y cuando surgen se resuelven rápidamente. Allí todos forman una piña y eso beneficia al fútbol, al espectáculo y, por supuesto, al aficionado.

P. Se diría que Italia es el paso siguiente para España...

R. En efecto, si el fútbol español debe evolucionar en alguna dirección debe hacerlo inspirándose en el modelo italiano. Allí todo funciona a la perfección. No falla nada. Todo es mucho más profesional.

P. ¿Cómo influye eso en el futbolista?

R. A más organización, más profesionalidad y más dinero, más presión. Eso está claro. Los profesionales estamos acostumbrados a la presión, nos pagan para jugar y soportarla de la mejor forma posible. Vivimos de esto. De lo que no vivimos es de la desorganización, los escándalos o los calendarios mal hechos. Es por ello que el jugador del Calcio asume esa mayor presión, pues sabe que está jugando en el mejor campeonato del mundo.

Igualdad

P. Como mínimo es el más igualado, ¿no?

R. Esa es otra de las ventajas del fútbol italiano. Allí hay cinco o seis equipos con capacidad real de ganar el campeonato: Nápoles, Milán, Inter, Roma, Juventus y Sampdoria. Eso hace que los partidos sean mucho más interesantes y la emoción mayor. Sólo hay que fijarse en el campeonato español. Real Madrid y Barcelona se han ido a mitad de campeonato. Todo se reduce a un duelo. Y lo malo es que la gente piensa que el año que viene sucederá lo mismo. Y el otro. Y el otro. El Barcelona, por ejemplo, ha sido capaz de cambiar de plantilla en un mes y ¿cómo lo ha hecho? debilitando a la Real Sociedad, al Atlético, al Español, lo que todavía ha aumentado las diferencias con respecto a los dos grandes.

P. ¿Usted qué hubiese hecho si hubiera sido presidente de uno de estos, clubes?

R. Pues no lo sé, pero el Milán, por citar sólo un ejemplo, acaba de ofrecer 3.000 millones al presidente de la Sampdoria por traspasar a Vialli. Y ni el presidente ni el jugador han querido hablar del tema. Vialli se siente orgulloso de jugar en la Sampdoria y piensa que puede ganar el Scudetto en ese club. Y el presidente trata de reforzar el equipo para poder lograrlo un año u otro. La existencia de dos monstruos, en el sentido más cariñoso de la palabra, como Madrid y Barcelona no beneficia en nada al fútbol español, aunque lógicamente todos los profesionales soñemos con llegar un día a uno de esos equipos.

P. Usted ha explicado alguna vez que no es lo mismo jugar en el norte que en el sur de Italia.

R. Jugar en el Nápoles debe ser realmente la locura. Cada vez que pienso lo que debe ser la vida de Maradona en aquella ciudad me echo las manos a la cabeza. El norte de Italia no tiene nada que ver con el sur. En Milán, Turín o Génova uno puede salir a pasear con los amigos, cenar en un restaurante sin ser perseguido. Firmas dos o tres autógrafos y listo. En Nápoles, en el sur, es no vivir; te persiguen, te escoltan, te besan, acaban contigo. Son gente maravillosa, pero te roban la intimidad.

P. ¿Sigue empeñado en seguir vinculado al fútbol durante toda su vida?

R. Todo lo que he hecho durante los últimos diez años ha sido aprender, aprender y aprender. Asimilar las enseñanzas de todos mis entrenadores, fijarme en cómo dirigían los clubes los directivos, estudiar el comportamiento de mis compañeros, asistir a cuantas clases podía. Y sigo en ese camino. Italia me ha enseñado cosas nuevas. Me ha descubierto cómo será el fútbol del año 2.000. Y parece claro que no tendrá nada que ver con la actual organizacion del fútbol español. No sólo en su aspecto dirigente, sino en cuanto a los equipos técnicos que guiarán a las plantillas en el futuro.

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