Oxígeno para Obiang
El régimen de Obiang acaba de recibir un balón de oxígeno con el éxito de su viaje a España, donde ha conseguido casi todo. Su ávida y corrupta burocracia puede frotarse las manos, pues el flujo de millones procedentes del erario español está asegurado y ellos encontrarán con toda seguridad el modo de burlar los controles y poder arañar el pastel para provecho propio. Después de todo, el español es un tipo sentimental frente a la frialdad y al cartesianismo francés. Desde que Guinea está en la UDEAC [Unión Aduanera y Económica del África Central] ellos no veían ni un duro, y ya era vox pópuli las quejas contra el francés inflexible y pesetero, dicho en castizo. Pero con el español, ¡oh, la, la! todo es distinto. Sabe hacer la vista gorda y perdonar a aquel alto funcionario polígamo, padre de 25 niños y otro sinnúmero de queridas, a quienes necesita imperiosamente mantener, so pena de que su mundo se derrumbe. No importa que se mueran de míseria los tres niños de aquel pobre y humilde matrimonio recolector de cacao que no gana ni para comer tres días al mes. Porque formar parte de la elite del poder y del Gobierno en Guinea es escapar insolidariamente de la miseria de los de abajo. Hay que tener en cuenta que después de 11 años de dictadura seudorrevolucionaria de Macías, que impuso la muerte y la escasez, aunque, eso sí, no dejó ninguna deuda externa al Estado guineano, se produjo, con el golpe de Obiang, una eclosión de la fascinación por el capitalismo entendido en su sentido más elemental, primario, casi salvaje: la rapiña pura y simple. Pero si el Estado y el Gobierno son los mayores proveedores de la clase dirigente corrupta, no le anda a la zaga el incipiente mundo empresarial, donde no es extraño encontrar ministros que presiden dos o tres consejos de administración. Simplemente el concepto de la incompatibilidad no existe en Guinea. Que reflexionen sobre esto los de la CEOE.- Santiago Bacale Nguema
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