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Cayó "la Enriqueta', el 'cerebro' de un resbaladizo clan de narcotraficantes

Los inspectores del grupo judicial de la comisaría de Ventas descansan este fin de semana. Acaban de dar el golpe mortal a una de las organizaciones de narcotraficantes que más quebraderos de cabeza les ha producido en los últimos años. Sus especiales características, por tratarse de una cerrado grupo familiar dedicado a la venta de droga dura, y el hecho de que María Fátima Suárez Silva, la Enriqueta, ni siquiera hubiese solicitado un carné de Identidad hacían especialmente laborioso identificar a una mujer menuda y lista a la que se referían todos los camellos que iban cayendo.La detención, el pasado jueves, de nueve miembros de un mismo clan familiar se celebró en la comisaría de Ventas. La policía practicó las detenciones en una vivienda de realojamiento de población marginal de la ya famosa avenida de Guadalajara (San Blas); exactamente en el número 182. Los casas bajas y simétricas de ladrillo claro alineadas a un solo lado de un camino polvoriento han sido repetidamente denunciados por asociaciones de vecinos ciudadanas como uno de los focos más importantes de distribución de droga dura de Madrid. De este enjambre de chatarra y cables cruzados salió el actor José Luis Fernández, Pirri, el 9 de mayo de 1988, con la dosis de heroína que le causó la muerte. Los detenidos en la avenida de Guadalajara hablaban de la Enriqueta.

La red

De las investigaciones policiales se dedujo que María Fátima Suárez Silva repartía la droga que llegaba a los distribuidores. Cuando alguno de ellos era detenido o cuando se conocía que la policía seguía una buena pista, la Enriqueta se escondía en una casa de planta baja de su propiedad. Desde allí deshacía la red de distribución y ordenaba el traslado del clan a otra zona de Madrid. Los traficantes, según la policía, operaron en Entrevías, Pan Bendito y San Blas.Tras obtener del juez el oportuno mandamiento, la policía efectuó un registro en una casa de la calle del Conde Rodríguez San Pedro (Entrevías). La Enriqueta, de 35 años, y su hermano natural, Domingo Arincón Silva, de 27, fueron detenidos cuando intentaban huir con 307 dosis de heroína y cocaína. Eran en torno a las nueve de la noche del pasado jueves. Los delincuentes opusieron resistencia, y Domingo Arincón, que al parecer era el encargado de recaudar el dinero obtenido por la venta de droga, intentó ocultar en su paladar 25 dosis. La Enriqueta tuvo que digerir que sus célebres y tristes hazañas habían tocado a su fin.

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