Iberia, parada y fonda
El plante de los técnicos de mantenimiento ha provocado especial inquietud en Iberia, que comienza 1989 con una situación movida, aunque la compañía está habituada a sufrir un alto grado de conflictividad. Desde 1983 y, según los datos de su propio servicio de Prensa, no menos de nueve conflictos. En total, más de setenta jornadas de huelga en esos seis años (incluyendo los días que los técnicos de Asetma han parado en este mes de enero). Ello sin contar las huelgas de controladores aéreos, con consecuencias nefastas para este transporte pero que, nada tienen que ver con Iberia.También ha habido numerosos amagos y amenazas de paros, en concreto, entre los pilotos, que no se han llegado a materializar porque la compañía ha ofrecido una respuesta rápida a sus demandas, con frecuencia de índole salarial.
En todos los casos las consecuencias han sido desastrosas para Iberia y, desde luego, para el usuario, acostumbrado a soportar largas esperas en los aeropuertos o a modificar a última hora los planes de viajes, normalmente en fechas clave. Tanto los pilotos, -con una huelga de más de 20 días en 1984, y varios amagos posteriores- como el personal de tierra que ha parado cuatro veces en el período señalado, como los afiliados a Asetma que lo han hecho otras cuatro veces más, han escogido para realizar las acciones de protesta las féchas de Semana Santa, Navidades o los comienzos del verano.
Pero el temor de la compañía se centra en este caso en la exigencia del convenio franja que, según uno de los portavoces de Iberia "sería un precedente gravísimo. Supondría trocear la compañía". En momentos sumamente delicados además, la escasa distancia de la apertura del Mercado Europeo en el que la compañía bandera española tendrá que competir con las más importantes del Viejo Continente. A esa misma amenaza aluden los técnicos de mantenimiento que reprocha a la compañía su escasa inversión en la formación de su gente.
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