Vacunas
Ruego la lectura de esta carta a las autoridades eclesiásticas, civiles y militares, y al público en general.Hace más de 50 años que algunos Gobiernos tienen promulgada la cláusula de conciencia en lo que a vacunación obligatoria se refiere: que se vacune el que quiera. El que esté vacunado no puede temer del que no lo esté.
Ya lo dijo Pasteur: "El virus sin el terreno apropiado no es nada". El pasar las enfermedades infantiles (las propias de la infancia, como siempre se las ha llamado) y las agudas en general es algo de suma importancia. El ser humano, para fortalecerse tiene que acostumbrarse a la lucha y para saborear la salud tiene que conocer su estado contrario, es decir, la enfermedad.
Una enfermedad aguda avisa de que algo va mal. Si se suprime drásticamente, además del peligro de la enfermedad iatrogénica, aparecen las enfermedades crónicas y degenerativas.
Es preferible crear uno sus propias defensas a estar defendido por alguien o algo ajeno.
Tenemos que tener en cuenta a los médicos antiguos, cuando decían que la naturaleza es el médico principal, y el médico es el que, interpretándola sabia mente, ayudará a sanar al paciente.
La curación es un proceso consciente en el que ha de tomar parte activa el ser humano y no entregarse totalmente a esperar lo todo de una píldora.
El que no se vacuna porque así lo ha decidido se encarga de tener una buena salud y mantenerla. Existe además un número interminable de remedios naturales al alcance de cualquiera que los necesite.
Por ejemplo, podemos decir que durante la II Guerra Mundial se detectó una epidemia. A una tropa recién llegada al frente se le administró vía oral cierta dosis de arcilla, y a otra, no; esta segunda tropa resultó diezmada considerablemente respecto a la primera.
Este y otros remedios son baratos y abundantes, y se conocen debido a la observación (se ha visto cómo animales enfermos se introducen en el lodo y cómo al cabo del tiempo aparecen curados).
Existe otro caso, también de la II Guerra Mundial, donde se cuenta que caballos con patas fracturadas, que habían sido abandonados en las cuadras para matarlos posteriormente, al cabo de los días aparecieron curados, ya que el barro de las cuadras les llegaba hasta las rodillas.
Por otra parte, al hablar del derecho a ser libres a la hora de elegir si ser vacunados o no, tengo que abogar también por el derecho a ser libres a la hora de ir o no al servicio militar.- Adela Roldán.
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