Y una vez más,
ante la inseguridad calculada del Gobierno, el ciudadano ha respondido con seguridad. Ante sus admoniciones catastrofistas, con serenidad. Y ante acusaciones veladas de irresponsabilidad, con mesura; aún más, con ternura.Y el paro general del día 14, ayudado por un magnífico sol, ha sido un día de encuentro con nuestros hijos, con nuestros amigos, un buen día para ver la película olvidada y para cocinar a fuego lento ese plato que se nos resiste en la jornada habitual. Y para detenernos un poco y tomar fuerzas para seguir adelante. Y para reírnos sanamente del poder.
Y ha sido, sobre todo, un acto profundo de afirmación democrática, de ejercicio de esa amada libertad sin ira. Un acto, señor González, en el que hemos expresado nuestro deseo de una más honda y real participación, el respeto a nuestro Gobierno legítimo, a su lucha y a sus logros. Y el respeto a nosostros mismos, expresando nuestra repulsa hacia aquello que no nos gusta. En fin, no hemos dado a nadie en el morro, sino que hemos abierto una brecha en la insolidaridad.- .
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