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Tribuna
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Tienda y sexo

Álex Grijelmo

Todos los objetos son redundantes en las tiendas del sexo: cueros, revistas, plásticos y metales repiten una constante de violencia de la que sólo se salvan los preservativos. La tienda del sexo expone en sus paneles la provocación impertinente, el gesto enfermo, la lengua inhumana. Nada en sus vitrinas Invita al amor, sino a la lucha. Sobreabunda la variedad de lo mismo, y lo hermoso es concepto que un día tuvo contenido cualitativo y que aquí sólo se mide por el tamaño.La falsedad que se instala en los anaqueles de estas tiendas es la primera pista para descubrir que el negocio del sexo lo tiene todo, pero mal organizado. Hay tiendas de objetos, oficinas de contactos, saunas de vapores, cuerpos de esquina, pero la inexistente relación entre todo ello retrata un mundo caótico.

Los empresarios del ramo no han caído en la rentabilidad social y económica de juntar seres que se buscan y darles después aquello que los relaje. Los relajadores ofrecen cuerpos ambulantes que no se han buscado. Los cuerpos ambulantes no van a la sauna. Falta un hilo conductor, sin el cual cada parte del negocio resulta aberrante y ocasional.

Aún están por crear los programas de ordenador con nuestros datos para lograr que se acerquen los distantes, que conecten los dispersos, que se unan los afines, que los cariñosos se besen. Las tiendas del sexo podrían ofrecerles luego, y cada día, toda la técnica a su servicio: alquiler de camas de agua que borren el resto del mundo; bañeras circulares cuyos contornos encierren la felicidad; burbujas ascendentes para ayudar el impulso de la sangre. Y auriculares que refinen la percepción del bisbiseo junto al oído, que adornen el susurro de los labios, que permitan musitar los jadeos y conviertan los latidos en un murmullo.

Pero los empresarios no se han preocupado de la comunicación del sexo, sino sólo del sexo comunicado. Ignoran que la gente no desea una sustitución, sino solamente un estímulo.

No habrá quien se resista a su negocio si nos abocan a la ternura.

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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