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Defensa pretende una segunda reducción del Ejército, pese a la oposición de los generales

Carlos Yárnoz

El ministro de Defensa, Narcís Serra, y varios de sus directos colaboradores estiman que el Ejército de Tierra debe sufrir una nueva reducción de sus efectivos, a pesar de que aún no ha concluido el programa iniciado en 1983 para rebajar a 35.000 los 41.000 profesionales militares que entonces había en ese ejército, según informan fuentes oficiales. De acuerdo con las estimaciones de esas fuentes, la cifra de profesionales puede reducirse en otras 4.000 personas. Sin embargo, los mandos militares creen que, en comparación con otros ejércitos europeos, el español no está abultado.

La reducción de soldados se estima también entre 20.000 y 40.000 jóvenes, aunque aún no existen estudios concretos al respecto. Con este plan, argumentan en Defensa, se rebajaría considerablemente el presupuesto de gastos de personal y habría más posibilidades de invertir en la modernización de material del Ejército, a cuyo frente está hoy el teniente general Miguel Íñiguez del Moral Con ello, el número de unidades operativas sería menor pero estarían mejor dotadas, tanto en armamento como en medios de transporte. Este último capítulo se considera prior¡tario, ya que Defensa persigue incrementar la capacidad de movilidad y desplazamiento de las unidades a cualquier zona de interés.Aunque el proyecto se encuentra todavía en una fase "muy prematura", sus partidarios defienden también que, para la extensión de España, resulta "exagerada" la organización territorial actual en seis zonas militares. En su opinión, la Península debería estar dividida en sólo dos o tres grandes zonas -Norte y Sur, o Norte, Centro y Sur-, con áreas especiales en Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. Hasta 1983, el despliegue del Ejército ha tenido su centro de gravedad orientado al Norte, pero desde ese año se ha desplazado más y más hacia el Sureste, a la vez que se ha tratado de incrementar su capacidad de proyección hacia el Estrecho, Baleares y Canarias.

En España hay un miembro de las FF AA -soldados y profesionales incluidos- por cada 121 habitantes. En el entorno más próximo, esa relación es superada por Francia (un miembro de los ejércitos por cada 102 habitantes), Grecia (uno por cada 49), Turquía (uno por cada 80) y Noruega (uno por cada 112), según datos del Military Balance 87/88. La relación es inferior en los casos de Italia (uno por cada 147 ha bitantes), Portugal (uno por 157), Reino Unido (uno por 176) e incluso la República Federal de Alemania (uno por 123).

Disminuciones progresivas

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En la década de los cincuenta, el Ejército de Tierra tenía 500.000 hombres. En 1965, la cifra se redujo a 250.000 hombres y, paralelamente, se crearon las nueve brigadas de defensa operativa del territorio. En 1980, el Plan Estratégico Conjunto (PEC) puso en mar cha el Plan de Modernización del Ejército de Tierra (META), aplicado entre 1983 y 1988. El META ha supuesto un nuevo despliegue de las unidades -el potencial se ha desplazado hacia el Sur-, una nueva organización territorial -seis regiones militares en lugar de las nueve anteriores- y una reducción de plantillas (de 250.000 soldados se bajó a 200.000 y de 41.000 profesionales a 35.000).

Junto a esta reducción numérica, el Ejército ha realizado en estos últimos años otra reducción de las unidades operativas. Así, de las 22 brigadas que en 1983 tenía el Ejército se ha pasado a 15 brigadas (11 integran las cinco divisiones existentes hoy, y a ellas se suman dos brigadas de Caballería, la Paracaidista y la Aerotransportable).

Los partidarios de una nueva reducción en un futuro próxiino entienden que el Ejército de Tierra del año 2000 debe estar tasado fundamentalmente en unidades de elevada profesionalización, gran agilidad para sus desplazamientos y alta potencia de fuego.

Soldados voluntarios

Con respecto a la primera premisa, estiman que cerca del 30% deberá estar formado por soldados voluntarios especiales -hay ya unos 10.000- que pueden permanecer en el Ejército varios años. En cuanto a la movilidad, una de las prioridades inversoras del Ejército se centra en la adquisición de más vehículos blindados y helicóptero: así como de modernos equipos de transmisión y de nuevos sistemas logísticos. El capítulo de la potencia de fuego reside hoy en la adquisición de diversos sistemas de misiles -antiaéreos de baja y muy baja cota, contracarro y de defensa de punto-, lanzacohetes y nuevas piezas de artillería, mientras se retrasa la compra de nuevos carros de combate.

En personas, el llamado Objetivo de Fuerza para 1991 previsto en el PEC es de 35.213 militares profesionales y 195.000 soldados. Esta última cifra ya se ha alcanzado para el año próximo. De los profesionales, 143 serán generales, 600 coroneles, 1.475 tenientes coroneles, 1.870 comandantes, 5.995 cap¡tanes, 6.540 tenientes, 120 alféreces, 3.685 subtenientes, 3.286 brigadas y 10.500 sargentos. Es a partir de estas cifras sobre las que se estudiará una pos¡ble reducción futura para la década próxima.

La influencia de la futura Fuerza de Rápida (FAR)

La anunciada creación de la llamada Fuerza de Acción Rápida (FAR) o fuerza de intervención inmediata -iniciativa aconsejada además por la OTAN- influirá decisivamente en la estructura y despliegue final del Ejército de Tierra. Por las misiones que le pueden corresponder en la defensa occidental y en la búsqueda de un despliegue adecuado a las necesidades españolas, los expertos coinciden en afirmar que el Ejército de Tierra del futuro debe ser pequeño, pero con una gran capacidad de desplazamiento (a Canarias, Baleares o norte de África).Por ello, la estructura de la FAR, con un importante componente del Ejército de Tierra, será similar a la unidad de intervención inmediata existente en Francia. En la fuerza española, participarán también un¡dades de las Fuerzas Aéreas -tanto de transporte como de defensa y ataque- y de la Armada -igualmente de transporte o apoyo.

La futura estructura de esta fuerza especial, que siempre intervendría bajo el mando del Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), fue puesta a prueba el pasado mes de octubre en la sierra de Retín, término municipal de Barbate (Cádiz), dentro de los ejercicios denominados Firex 88. Por parte del Ejército de Tierra, en el ejercicio intervinieron una bandera de la Brigada Paracaidista, otra de la Legión, una agrupación de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet) -con helicópteros de transporte y ataque-, un batallón del Regimiento de Infantería Pavía 19 y elementos del Batallón de Guerra Electrónica de El Pardo.

Otros participantes

En el misino ejercicio también actuaron una fuerza anfibia operativa compuesta por unidades del Grupo Delta de la Flota con base en Rota, buques escolta de El Ferrol y Cartagena, una corbeta, cuatro patrulleros y una Agrupación del Tercio de Armada (Tear) de San Fernando (Cádiz). Por parte del Ejército del Aire, estuvie ron presentes aviones de transporte y ataque procedentes de las bases de Los Llanos (Albacete), Morón (Sevilla), Jerez de la Frontera (Sevilla), Zaragoza, Getafe (Madrid) y Villanubla (Valladolid), así corro aviones de combate de Torrejón (Madrid). En total, intervinieron 3.500 hombres.

Los defensores de próximas reducciones del Ejército de Tierra entienden que unidades muy operativas como las citadas deben constituir el eje central de ese ejército, apoyado por otras brigadas de menor entidad adecuadas para la defensa efectiva del territorio propio.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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