Los laboristas, aliados con los religiosos, pueden formar Gobierno en Israel
El mapa político israelí, a un mes de las elecciones generales, volvió a cambiar drásticamente tras la jornada del miércoles, con la decisión de la ejecutiva del Partido Laborista de rechazar la formación de un Gobierno de unidad nacional con el bloque conservador Likud y la deserción del bloque ortodoxo del partido religioso Agudat Israel, que pasó a engrosar las filas de sus antiguos aliados laboristas.La decisión de Agudat Israel (cinco diputados) otorga a los laboristas 60 escaños en la Kesset (Parlamento) de un total de 120, lo que les permite bloquear la formación de un Gobierno encabezado por el primer ministro conservador Isaac Shamir.
La situación podría incluso dar lugar a un Gobierno laborista, ya que el partido religioso Degel Atorá (con dos diputados), que hasta ahora había evitado comprometerse ni con los laboristas ni con el Likud, está pensando en pasarse también al lado de los laboristas. Si no hay cambios de aquí al lunes, cuando expira. el mandato de 21 días que tiene Shamir para formar Gobierno, el presidente Jaim Herzog podría encargar la tarea al líder laborista, Simon Peres.
La política israelí hace pensar en un ballet: un paso adelante, dos atrás, tres al lado y recomenzar. El público israelí no está nada divertido; tampoco los ballarines. La consternación es profunda en el Likud, donde se creía poder presentar un Gobierno a más tardar el 4 de diciembre. El clima no es mejor en el lado laborista.
[Soldados israelíes dieron muerte a un joven palestino de 17 años e hirieron a otros 11 en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, en los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas militares registrados ayer, informa Reuter].
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