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Tribuna
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Preocupación política

Noviembre se despide de las bolsas en medio de un ambiente de dudas que iban, incluso, más allá de lo puramente bursátil. Las tensiones entre el mundo laboral y el Gobierno empiezan a preocupar seriamente a los inversores, lo que se ha traducido en una nueva salida de papel al mercado.Esta situación es comprensible por el entorno concreto en que se produce, pues el chaparrón sindical cae sobre las tensiones de los tipos de interés, una escalada de la inflación hasta ahora relegada a segundo término, y unas bolsas que difícilmente pueden soportar tantas tensiones desde una posición cercana a los máximos anuales. El nivel del negocio vuelve a mostrar la ausencia de dinero y una salida apresurada de papel a los corros.

En esta ocasión, los mercados han decidido centrar sus valoraciones en los acontecimientos internos, olvidando la discreta subida que protagonizó Wall Street la tarde anterior. También las numerosas ampliaciones de capital que empiezan esta misma mañana han influido en el ánimo de los inversores, poco dispuestos a dejarse sorprender por un mercado que se inclina con fuerza del lado negativo.

El sector eléctrico abrió sin los apoyos del día anterior, con lo que ya desde el primer momento se puso de manifiesto la tendencia del mercado. Los grupos industriales aguantaron mejor la presión vendedora, con pequeños avances en químicas y siderúrgicas, así como en los valores que cotizan en Nueva York. Esto sólo sirvió para suavizar el impacto negativo del sector bancario, cuyos componentes quedaron, con pocas excepciones, bajo la presión del papel. Los cierres vuelven a ser negativos.

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