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Tribuna:MOVILIZACIONES CONTRA LA POLÍTICA ECONÓMICA
Tribuna
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Huelga general, los datos del problema

Las centrales sindicales, apoyadas por algunas corrientes políticas, a la izquierda, a la derecha y hasta dentro del partido que gobierna, han anunciado una huelga general para el próximo 14 de diciembre. No se habla de otra cosa. Su pretensión es que el Gobierno desista de su política económica y laboral, porque estiman que no tiene el contenido social que un Gobierno socialista debe ría imprimir en su acción política.A un economista no alineado con ningún partido político ni con ninguna organización sindical, lo primero que se le ocurre es analizar los datos del problema. Los datos muestran que en los dos últimos años la política económica practicada ha conseguido algo con lo que nadie soñaba: ha logrado, simultáneamente, frenar el alza de los precios, crear empleo y mejorar el salario real medio de los trabajadores. Hechos muy importantes que no pueden ni deben soslayarse cuando se enjuicia el porqué de la huelga. Los hechos Como se ve en el cuadro elabora do con datos del Instituto Nacional de Estadística procedentes de la Contabilidad Nacional de España, los hechos son los siguientes:

1. El empleo asalariado, que estuvo decreciendo hasta 1984, comenzó a expandirse a partir de 1985, hasta crear en tres años 800.000 nuevos empleos asalariados. Entre 1974 y 1984 se habían destruido 1.356.000 empleos asalariados, lo que cierta mente preocupaba mucho a la sociedad española. El cambio ha sido espectacular. Aunque al empleo creado se le califique de precario, lo cierto es que 800.000 es pañoles que podrían estar engrosando la nómina de parados se han incorporado a algún tipo de actividad productiva retribuida.

2. El incremento de los precios al consumo había descendido moderadamente desde el 15,5% en 1980, en media anual, hasta el 8,8% en 1985. La introducción del IVA en 1986 frenó su descenso; pero en 1987 la tasa de variación del IPC, en media anual, bajó al 5,5%, y para 1988, a pesar del rebrote alcista de julio-septiembre, se situará en el 4,7%, décima más o menos. El crecimiento en media anual del IPC es el único deflactor significativo paira determinar el deterioro de las rentas, especialmente de las rentas destinadas al consumo. En la reducción de la tasa de crecimiento de los precios interrios españoles ha tenido gran incidencia la caída del precio del petróleo y de otras materias primas importadas, así como la apreciación de la peseta en los mercados, internacionales. Pero la realidad es que el diferencial de precios respecto a la CE, que era de 6,5 puntos porcentuales en septiembre de 1986, se ha rebajado hasta dos puntos en septiembre de 1988, habiéndose llegado a sólo 0,8 puntos en mayo, antes del rebrote alcista del IPC.

3. El salario real medio de los trabajadores, como consecuencia de la política de ajuste y contención salarial, decreció 2,3 puntos porcentuales en el trienio 1984-1986. Fue un sacrificio notable asuimido por los trabajadores que habría de rendir fruto en las áreas del empleo y la inflación. Pero en el bienio 1987-1988 (datos estimados para 1988 que no se dif`erenciarán de la realidad), el salario real por trabajador habrá crecido el 4,7%, compensando con creces el sacrificio del trienio de ajuste 1984-1986. Puede argumentarse que el PIB en dichos años habrá crecido el 10,87.. A ello hay que contraponer que la renta conjunta de todos los trabajadores, al acumular el mayor empleo asalariado, habrá crecido el 12,2%.

Junto a la realidad de que en el último trienio el efecto del ajuste económico se ha hecho perceptible en el crecimiento del PIB y de la inversión, lo que garantiza la creación de empleo en los próximos años, la presión fiscal y el gasto público han incorporado desde 1982, y hasta 1988, 7,7 y 9 puntos porcentuales del PIB, creciendo aún más la dimensión relativa del sector público en la economía española. Tal circunstancia puede perturbar el crecimiento económico futuro, por lo que la política fiscal y de gasto público seguida por el Gobierno socialista puede ser, y es de hecho, criticada por buena parte de los economistas que tememos los riesgos que entraña una presión -Fiscal excesiva y un gasto público desbordado, por las deseconomías que ello puede originar. Pero lo que no se comprende es que tal política expansiva del sector público sea atacada desde la posición de izquierda que detentan los promotores de la huelga.

El ajuste

La sociedad española debería comprender que es un error considerar que el ajuste económico ha sido superado. Aunque el proceso de ajuste haya permitido la mejora del nivel de vida de la población española, como lo prueba el crecimiento del empleo y de los salarios reales, todavía quedan aspectos que han de ser corregidos. En primer lugar, la infiación española supera, al menos en dos puntos, la comunitaria. E incluso existe el riesgo, ante las expectativas de alzas salariales nominales, presión fiscal, tipos de interés y precio de las materias primas en los mercados internacionales, excepto el petróleo, de que el diferencial de precios español se distancie aún más respecto al europeo.

En segundo lugar, la tasa de paro que soporta la población activa española sigue doblando la europea. Aunque la recuperación económica y la flexibilidad laboral hayan favorecido la creación de empleo, todavía el crecimiento de la población activa, motivado por la presión demográfica, genera oferta de trabajo insatisfecha, que se traduce en las altas tasas de paro vigentes.

Un tercer aspecto, de mayor complejidad económica, viene dado por el crecimiento de la presión fiscal y el gasto público, que acaba por incidir en la tasa de ahorro y, por último, en la balanza de pagos con el exterior. En los tres últimos años, el crecimiento del gasto público pudo ser financiado con los mayores ingresos impositivos, derivados de la notable expansión económica que ha mejorado la recaudación fiscal. A pesar de ello, la tasa de ahorro nacional es incapaz de financiar la inversión necesaria para mantener crecimiento intenso de la producción y del empleo. Lo que se ha traducido en déficit de la balanza de pagos con el exterior que puede ser preocupante a partir de 1989. Mantener un alto ritmo de crecimiento económico, superior al 4% anual, resulta imprescindible para que las aspiraciones de la sociedad española sean satisfechas.

La reflexión de un economista, en las circunstancias que hoy vive la sociedad española, cuando la creación de empleo y la mejora real de la renta de los trabajadores es evidente, es que, desde la vertiente económica, la convocatoria de huelga general carece de toda justificación. De ella sólo se derivará más inflación, menos empleo y menos renta real de los trabajadores. Exactamente lo contrario de lo que sus promotores desearían conseguir.

Julio Alcaide inchausti es estadístico y economista. Fue director general de Planificación Económica.

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