Un preso surafricano, a punto de ser ahorcado después de que se aplazara su ejecución
Por poco, Paul Setlaba emprende su último largo viaje hacia la horca cuando no tendría que haberlo hecho. Un supuesto fallo en el sistema de telecomunicaciones estuvo a punto de enviarle a la muerte 12 horas después de que el presidente de Suráfrica, Pieter Botha, conmutara las penas capitales a los seis de Sharpeville por otras de prisión.
El pasado miércoles por la tarde, la Corte Suprema de Pretoria rechazó la petición interpuesta por su abogado, Roshan Dehal, de que se reabriera el juicio en el que había sido declarado, culpable de asesinato, en circunstancias similares a aquellas en las que fueron declarados culpables los seis de Sharpeville.Posterioremente, el mismo día, Dehal fue a la prisión central de Pretoria, donde Setlaba estaba detenido y se llevan a cabo las condenas de muerte. "Reaccionó con increíble entereza", sublaya Dehal. "Él dijo: 'Éste es sólo el comienzo del fin; la vida se va'. Me abrazó y nos dijimos adiós".
La esposa de Setlaba, que había esperado fuera de la prisión, fue autorizada a decir adiós a su esposo, después de ias presiones ejercidas por el abogado sobre las autoridades carcelarias. "Media hora después de la medianoche del miércoles, fui informado telefónicamente de que el ministro de Justicia, Kobie Coetsee, había garantizado a Setlaba el aplazamiento de la ejecución; éste no debía ir a la horca a las 6.30 horas del jueves.
"Pero cuando telefoneé a la prisión, una hora después, para verificar si también conocían esa decisión", agrega Dehal, "el sargento De Bruyn me dijo que no sabía nada de la nueva orden del ministro y que Sedaba sería ejecutado en pocas horas".
El abogado Dehal telefoneó, frenéticamente, a varios funcionarios oficiales y poco después de las dos de la madrugada, cuatro horas y media antes de que Setiaba fuera llevado a la horca, "el sargento de Bruyn me confirmó que también él había recibidola noticia del aplazamiento". Dehal agregó que esperaba que el aplazamiento de la ejecución permitiera una revisión de la sentencia,de muerte a su cliente. Un portavoz del ministerio de Justicia surafricano afirinó que el aplazamiento de la ejecución era por un período indefinido y que daría la oportunidad a que el presidente estudiase la petición de clemencia para Setlaba.
"Subjetivismo" de Botha
Mientras la conmutación de la pena de muerte a los seis de Sharpeville se difundía por todo el mundo, en Suráfrica la decisión de Botha fue también recibida con beneplácito por diplomáticos y políticos, pero ciertas fuentes de la abogacía subrayaron el "subjetivismo" de la acción presidencial.Brian Currin, director nacional de Abogados por los Derechos Humanos, declaró que los cuatro policías blancos cuyas penas fueron también conmutadas junto con las de los seis de Sharpeville habían tenido una segunda oportunidad como una concesión a los blancos y a los políticos conservadores, mientras que las penas de los seis, negros, habían sido conmutadas, claramente, como resultado de una presión internacional sin precedentes sobre las autoridades surafricanas.
De todos modos, mientras 14 condenados no iban a la horca el jueves por la mañana, otros cinco sí lo hacían. Un portavoz del ministerio de Justicia puntualizó que 115 personas han sido colgadas en la horca de la prisión central de Pretoria en lo que va de año.
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