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LA SUCESIÓN DE REAGAN

La televisión, por delante de los votos

Las grandes cadenas nacionales, ABC, CBS y NBC, estrellas de la noche electoral

La televisión va casi más rápida que los votos, y, cuando los californianos estaban aún haciendo cola ante los colegios electorales, las tres grandes cadenas (CBS, NBC y ABC) se disponían a ofrecer los resultados. Con montajes dignos de Hollywood, y presentadores estrella cuya popularidad y salario emulan a los de Robert Redford, con millones de dólares al servicio de sondeos ultrarrápidos, la galaxia electrónica se convertía la pasada madrugada en protagonista del mayor espectáculo del mundo.

ENVIADO ESPECIALLa cobertura televisiva de la noche electoral tenía incluso una cierta autonomía como noticia. Y no sólo en la Prensa especializada, como la TV Guide que publicaba un sesudo estudio comparativo, sino incluso en diarios de alcance nacional como el USA Today, que dedicaba un artículo en su primera página. Los actores principales del espectáculo eran Dan Rather (por la CBS), Tom Brokaw (por la NBC) y Peter Jennings (por la ABC). Todos ellos tienen contratos millonarios (en dólares, por supuesto)... y audiencias más millonarias aún. Los tres estaban comprometidos en ofrecer más espectáculo que noticia (no hay negocio como el negocio del espectáculo) para que nadie se quedara dormido con el televisor puesto. Todos ellos, también, se disponían a librar la batalla por ser el primero en pronunciar la frase: "El próximo presidente de Estados Unidos será...". En la medida en que los pronósticos acertasen y Bush se apuntara una clara victoria, estas palabras podrían salir de su boca horas antes de que se acabara de votar en la Costa Oeste. Esperar para emitir el sufragio sabiendo que no sirve de nada debe ser especialmente duro, sobre todo en un país en el que la mitad de los ciudadanos con derecho a voto no acuden a las urnas. Por ello, los dirigentes de las dos Cámaras del Congreso, al igual que en 1980 y 1984, pidieron a los directivos de las grandes cadenas que aguantaran con la información de que dispusieran hasta el cierre de las urnas. Un consejo que no parecían dispuestos a seguir.También la televisión por cable, la CNN (visible en España con antena parabólica), se apuntaba por vez primera a la competición. Sus dos presentadores estrella, Bernard Shaw y Mary Alice Williams, pueden hacer sombra, según los expertos, a los tres monstruos, pero no tienen tras ellos, en la noche electoral, el enorme potencial periodístico y financiero de la CBS, la ABC o la NBC.

Michael Robinson, profesor de la universidad de Georgetown, en Washington, explicaba en "el primer lunes de noviembre", el día antes del día D, cómo en esta campaña, como en todas, han tenido una gran importancia los medios de comunicación y, dentro de ellos los hard media, como llama a la cobertura informativa de los acontecimientos especiales: las convenciones de los dos grandes partidos y los debates televisados.

Para darse cuenta de la razón que tiene este sesudo y divertido caballero, basta recordar que Dukakis salió vencedor de la fiesta demócrata de Atlanta, que Bush hizo otro tanto en la republicana de Nueva Orleans, con lo que anuló y comenzó a dar la vuelta a la tortilla, y que los dos debates, sobre todo el segundo, despegaron ya claramente al vicepresidente de Ronald Reagan. Para que todo ello fuera posible hizo falta que las cámaras estuviesen allí.

Anuncios pagados

Robinson asegura que la cobertura de estos acontecimientos tuvo más importancia que las informaciones independientes de los diversos medios de comunicación y que los anuncios pagados por cada candidato, si bien reconoce que algunos de ellos hicieron mucha pupa a Dukakis, especialmente el que convirtió a Willie Horton (un presidiario que violó a una joven y acuchilló a su novio mientras disfrutaba de un permiso de fin de semana de una cárcel de Massachusetts) en involuntario protagonista de la campaña.

Según el estudio de TV Guide, de las tres grandes estrellas es Peter Jennings, un cincuentón de origen canadiense, quien se ha llevado este año el gato al agua, tal vez porque optó por convertir a la noticia en protagonista, en lugar de a él mismo. Dan Rather (el periodista mejor pagado de Estados Unidos) parecía necesitar una cura de humildad que no cuadra demasiado con su carácter. Ambos y Brokaw se disponían la pasada madrugada a disputar su batalla particular, su guerra de las galaxias electrónica. Los sondeos dirán quién ganó.

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