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El mutismo del concejal de HB mantiene las incógnitas sobre su secuestro

La liberación del concejal de Hondarribia Fermín Urtizberea, de Herri Batasuna, no ha despejado por el momento ninguna de las intenrrogantes que suscita el hecho mismo de su secuestro y posterior puesta en libertad, ni aclarado la naturaleza del grupo que se escoda tras las siglas GANE (Grupo Antiterrorista Nacional Español). Urtizberea, liberado el domingo a las 23.30 en una pista del monte Jaizkibel después de tres días de secuestro, no compareció ayer ante los medios informativos, y tampoco sus secuestradores dieron a conocer comunicado alguno que explique los móviles de su acción.

En medios policiales y judiciales se comparte, con grado de sospecha, la idea de que las siglas GANE pueden ser la nueva formulación de un grupo que ya estuvo integrado en la trama de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). Esta opinión se sustenta principalmente en el dato de que Urtizberea creyó reconocer al industrial Víctor Manuel Navascués entre el grupo de individuos que le persiguió en dos coches tres días antes de su secuestro.Víctor Manuel Navascués fue denunciado por activistas de los GAL como inductor del asesinato del ciudadano francés Jean-Pierre Leiba, pero el industrial fue absuelto por la Audiencia Nacional.

Fuentes del Gobierno Civil de Guipúzcoa apuntaron ayer la posibilidad de que el secuestro del concejal haya sido un montaje, y destacaron que el único beneficiado de este asunto ha sido la propia HB.

Personas que atendieron a Fermín Urtizberea en la noche del domingo -tras ser liberado- han indicado que el concejal se encontraba destrozado anímicamente, tenía las muñecas marcadas por la presión de esposas o ligaduras, heridas de quemaduras en la cabeza, y las siglas GANE grabadas en el pecho con un objeto incisivo.

Urtizberea, de 28 años, soltero, fue abandonado por sus secuestradores en un paraje del monte Jaizkibel, en la ladera opuesta a la que había sido rastreada por los efectivos policiales y grupos de vecinos ese mismo día. Llegó caminando hasta el caserío de Olazar, en el término municipal de Lezo, buscando un teléfono con el que comunicarse con su familia.

El propietario del caserío, José Cruz Sarasúa, afirmó ayer que una vez dentro de la casa, que no dispone de teléfono, el concejal secuestrado bebió varios vasos de agua con avidez tal que tuvo que aconsejarle que tratara de calmar su ansiedad si no quería atragantarse.

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Un hijo del propietario del caserío, conocido de Fermín Urtizberea, le trasladó en su coche hasta la Inspección Municipal de Hondarribia, donde el recién liberado relató a duras penas que había permanecido esos tres días encapuchado, sin comer ni beber y sometido a torturas y a la vigilancia de cuatro individuos, uno de los cuales, con acento marcadamente gallego, era identificado por el resto del grupo como "el jefe".

Según ha podido saber este periódico, el concejal ha manifestado que en ningún momento fue interrogado sobre aspecto alguno y permaneció los tres días atado y encapuchado, y que tampoco fue golpeado. No obstante, Urtizberea tiene doce heridas de quemaduras de cigarrillo y las muñecas inflamadas y ulceradas. Las heridas que presenta son de carácter leve, aunque muy dolorosas debido a las ampollas.

De acuerdo con su relato, fue secuestrado por un grupo de personas que ocupaban tres coches, un Renault 18, un Peugeot 504 y otro Peugeot, posiblemente 505, de matrícula francesa, de los Pirineos Atlánticos, a primera hora de la madrugada del viernes, cuando se dirigía a pasar la noche en la casa de un amigo, situada en un punto relativamente alejado del lugar en el que apareció su coche, un Ford Sierra, adquirido de segunda mano en Francia.

El concejal fue conducido encapuchado por una carretera, a su juicio una autopista, e introducido en una casa con ascensor en la que no oyó ningún ruido exterior por la noche, pero sí voces de juegos infantiles y sonidos de motores de coches. De acuerdo con su testimonio, al día siguiente fue trasladado a una casa en ruinas, en donde permaneció hasta su liberación.

En la misma madrugada de ayer, el juez titular del Juzgado número 1 de San Sebastián, Antonio Giménez Pericás, tomó declaración en Hondarribia al recién liberado, pero el contenido de su declaración no ha trascendido, toda vez que las diligencias han sido declaradas secretas.

Un forense examinó las heridas y lesiones que sufre Fermín Urtizberea. El abogado de la víctima, Miguel Castells, confirmó que el concejal se personará como acusación particular en las diligencias, y dijo que "los cabos sueltos de que se dispone en este caso" permitirían detener a los autores materiales del secuestro, "si no fuera porque hay que investigar a un aparato del Estado".

En otras declaraciones, Castells contrapuso la liberación del industrial soriano Emiliano Revilla -que estuvo cautivo más de ocho meses- con la de Fermín Urtizberea, y dijo que no es posible establecer comparaciones "porque", indicó, "todos sabemos que Revilla salió con una tarta en la mano y alabando el trato recibido, mientras que éste es un caso penoso en todos los sentidos".

"Urtizberea", añadio Miguel Castells, "ha estado todo el tiempo en peligro de muerte, y ha vivido días de auténtica pesadilla". El concejal asistirá hoy a una conferencia de prensa en San Sebastián.

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