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LA SUCESIÓN DE REAGAN

Los norteamericanos, demasiado tarde, comienzan a escuchar a Michael Dukakis

Francisco G. Basterra

A sólo 48 horas de la elección presidencial, los norteamericanos están comenzando a escuchar a Michael Dukakis cuando, posiblemente, sea ya demasiado tarde. El candidato demócrata, abandonando su mensaje y estilo tecnocráticos por un agresivo populismo, ha reducido algo la ventaja que le lleva George Bush en los principales Estados que decidirán la Casa Blanca. Pero, a pesar de este esfuerzo desesperado, el vicepresidente mantiene aún una ventaja consistente de entre cinco y ocho puntos sobre su rival. Estas encuestas se refieren al voto popular, porque en el voto electoral, que es el que finalmente cuenta, el margen de Bush es mucho mayor, lo que hace confiar a los republicanos que no pueden perder la elección en el último momento.

Dukakis, estimulado porque sólo hace cinco días estaba 13 puntos por debajo, aseguré ayer: "Se siente; puedo darme cuenta de que vamos a ganar". El empujón Final demócrata, que está provocando entusiasmo y emoción en mítines multitudinarios, es posible que sea únicamente el canto del cisne de una campaña pésimamente llevada y de un candidato que sólo en la recta final ha tomado la ofensiva.Sin embargo, este hijo de emigrantes griegos ha logrado provocar tensión en el campo de Bush, obligando a un vicepresidente agotado, que ayer confundió la fecha de la elección diciendo que era el 4 de noviembre, a un inmenso esfuerzo final para asegurar los Estados donde Dukakis amenaza con su ventaja: Michigan, Ohio, Illinois y California. A todos ellos acudieron ayer los dos candidatos. Y ha forzado a Bush a utilizar su arma más importante, el anciano Ronald Reagan, al que ha pedido que haga campaña hoy en California.

El gobernador de Massachusetts necesita obligatoriamente este Estado y sus 47 votos electorales más Nueva York y los Estados industriales del Norte y el Medio Oeste para alcanzar, justo, los 270 votos electorales que le pondrían en la Casa Blanca. Pero a pesar del tirón final, Dukakis no está seguro en ninguno de ellos.

"Una visión de América"

Reagan aprovechó su habitual mensaje radiado al país del fin de semana para pedir el voto para Bush diciendo que el martes será un referéndum sobre su presidencia. "Porque elegiréis, más que un candidato, una visión de América, un sueño que compartimos. Y siento que estoy, de alguna forma, en la papeleta de voto". aseguró.

Los estrategas de Bush consideran normal este acercamiento final de Dukakis, pero confían en la mayor solidez de la base geográfica del vicepresidente, traducida en un colchón seguro de votos electorales, que le permite el lujo de hacer campaña en los Estados claves para Dukakis, mientras que éste no puede salir a robarle votos a Bush en sus Estados. De hecho, el gobernador de Massachusetts abandonó hace dos semanas una parte importante del país.

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Los sondeos muestran que Dukakis está recogiendo votos entre los ciudadanos que han esperado hasta última hora para decidirse. Estos votantes están culpando a Bush por el tono negativo de una campaña que ha desilusionado al país desactivando aún más a una ciudadanía tradicionalmente apática. Las encuestas continúan reflejando el disgusto producido por la carrera presidencial, manifestado por esta afirmación de una persona que no votará: "No me importa quienes sean a menos que se trate del propio Dios".

A pesar del fervor de última hora que acompaña a la caravana de Dukakis (20.000 personas en una impresionante procesión de antorchas en Chicago), los demócratas están preocupados por un presumible bajo voto negro.

Un electorado básico del partido sin cuya completa movilización es imposible el triunfo de un presidente demócrata. Los negros no están entusiasmados con Dukakis y Jesse Jackson ha desaparecido de la escena.

Los republicanos han asesta do un último golpe sucio a Dukakis y a Bentsen en Tejas con unos anuncios en los que advierten que "las autoridades estarán vigilantes para evitar que los no ciudadanos voten".

Los demócratas han denunciado que se trata de una táctica de Gran hermano para intimidar a los votantes hispanos, muy numerosos en ese Estado, y que mayoritariamente votan demócrata. El gobernador de Massachusetts ha pedido, sin éxito, a Bush que pida perdón y retire los anuncios.

Dukakis es recibido por sus fieles con gritos de "puedes con seguirlo, Mike", y "no más men tiras". Completamente afónico -ha perdido la voz hace días el gobernador de Massachusetts se arremanga la camisa y macha ca su mensaje populista: "Soy uno de vosotros. Bush ha tenido la cara dura de afirmar que está a favor de las familias trabajado ras de este país. ¿A quién trata de engañar?". Y siempre cita a Truman y a Kennedy, cuyas gestas electorales, ganando la elección por los pelos y contra los pronósticos, trata de repetir mañana.

Bush repite que tiene "una buena oportunidad de ganar, pero no bajaré la guardia". El vicepresidente ataca a Dukakis por los últimos problemas del gobernador en Massachusetts (la cuenta bancaria del Estado se ha quedado -en número rojos por un error de gestión). Trata de de mostrar que sería un riesgo muy alto dejar en sus. manos la economía de Estados Unidos. Y dice: "Uno de nosotros representa los valores de la América media y los defiende; el otro, no". Obvia mente, él es el portador de estos valores eternos.

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