De la Asamblea Elegida al Kneset
Sufragio universal, elecciones directas, igualdad de los votantes, secreto y proporcionalidad, los principios que guiaron la elección de la primera Asamblea de los judíos de Palestina, continúan siendo la base del actual sistema electoral israelí.En el año 1920 David Ben Gurión y sus seguidores tuvieron que enfrentarse a las reticencias de los rabinos, que no veían con buenos ojos que las mujeres acudieran a las urnas. Entonces se llegó a un pacto: urnas y colas de espera separadas para hombres y mujeres. Todavía hoy, las mujeres de creencias ultraortodoxas declaran votar lo mismo que sus maridos.
De todas formas, el sistema electoral ha avanzado. El ensayo de la Asamblea Elegida sirvió de modelo para las normas electorales del primer Kneset (Parlamento), 28 años después. Sin embargo, en los nuevos comicios los requisitos de "saber hebreo y haber vivido en Palestina durante al menos un año" se sustituyeron por el concepto de ciudadanía. No en vano, el Estado de Israel acababa de nacer. Para los actuales comicios basta con tener 18 años antes del 1 de mayo de 1988 y no haber recibido la ciudadanía israelí hace menos de seis meses.
De acuerdo con la ley electoral, los 120 escaños de que consta el Parlamento se obtienen proporcionalmente a los votos válidos emitidos considerando todo el país como una sola circunscripción. Éstos han de dividirse entre 120 para obtener la cuota básica por escaño, que este año se calcula en torno a los 22.500 votos.
Una vez obtenida esta cuota, se divide por ella el número de papeletas logrado por cada formación. La distribución de los restos se hace dividiendo el número de votos pendientes en cada partido por los puestos obtenidos más uno y el resultado más alto se adjudica el primer escaño libre. La operación se repite hasta que no quedan puestos por repartir. Cabe la posibilidad de que los grupos lleguen a acuerdos preelectorales para compartir los votos restantes.
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