"Sí, soy un liberal"
Un desconocido Michael Dukakis, harto de aguantar golpes sin responder, se atrevió por fin el domingo, en California, a afrontar y asumir el adjetivo maldito, la gran L. "Sí, señor Bush, soy un liberal al estilo de Franklin Roosevelt, Harry Truman y John Kennedy". En una actitud que ha irritado al progresismo norteamericano, que existe, Dukakis ha negado hasta ahora más veces que san Pedro la etiqueta de liberal y ha dejado que Bush definiera sectariamente este término como la "palabra sucia".Dukakis retó a Bush a someterse a un último debate, el día anterior a la elección, para discutir su idea del liberalismo, que el vicepresidente equipara con el "rojo" antipatriota, viejo radical anti Vietnam de los años sesenta, más amigo de los criminales que de las víctimas del crimen. Por supuesto, Bush no aceptará. Ambos candidatos han comprado media hora de televisión cada uno para dírigirse a los ciudadanos en la noche del 7 de noviembre y Dukakis sugiere fundir los dos espacios y aprovecharlo para el debate.
El gobernador de Massachusetts asumió la etiqueta de liberal, "en su significado tradicional" de alguien que "se preocupa por los demás, pero sabe que tiene que pagar sus cuentas". En un viaje por tren a través del valle central agrícola de California, rememorando la campaña ferroviaria de Truman en 1948, Dukakis hizo lo que le están pidiendo sus seguidores a gritos. Aceptar que tiene una ideología y que es noble.
"Discutamos, señor Bush, ante todos los norteamericanos lo que cada uno de nosotros tiene para dirigir y unir este país". "No voy a dejar al Partido Republicano que pervierta la palabra liberal", añadió Dukakis, que ha recobrado la moral y cree que aún es posible darle la vuelta a una elección.
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