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Los médicos italianos, divididos sobre el caso de la hermana-madre

Juan Arias

El presidente de la Orden Nacional de Médicos Italianos, Eolo Parodi, ha convocado al ginecólogo romano Severino Antinori para pedirle explicaciones sobre el experimento realizado en su clínica tras haber hecho que una joven dé a luz al hijo de su madre.El ginecólogo difícilmente podrá ser juzgado, porque en este país no existe aún una ley que reglamente jurídicamente el problema de la inseminación artificial y del alquiler de los úteros. Pero el cuerpo de médicos está revolucionado con esta historia, según algunos por envidia hacia el colega que ha obtenido tanta publicidad y según otros porque el caso reviste una enorme gravedad. En efecto, según el presidente de los médicos italianos, aún no es posible saber si al hijo nacido de la joven en cuestión "se le transmitirán o no algunas características de la madre-hermana, que le quedarán como una impronta permanente al nuevo nacido", que podría tener así parte de la abuela (la madre que prestó el óvulo fecundado) y parte de la madre (la hija que le prestó el útero), sin saber en realidad de quién es hijo verdadero.

Y lo que más preocupa a los otros médicos italianos es que el colega romano ha anunciado que tiene ya en curso nuevos experimentos en este campo, que rozan, según ellos, las reglas elementales de un comportamiento ético y social.

Lo cierto es que este país se encuentra hoy desnudo de normas en su legislación en relación con las nuevas técnicas de la biología y que el mercado, tanto de los úteros alquilados como del semen vendido, está sin control alguno y en muchos de los casos sin las menores garantías. Se calcula que existen en Italia unos 80 bancos de semen, de los cuales sólo 20 están controlados por centros universitarios. Los demás, sobre todo en el sur, actúan a lo loco, sin ningún control.

De ahí que el caso de la joven madre y hermana, al mismo tiempo, del hijo dado a luz hace un mes haya evidenciado dramáticamente en este país la urgencia de una legislación sobre la materia, que por una parte elimine los mayores abusos y por otra permita a los especialistas trabajar tranquilos.

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