Deprisa, deprisa
Una sala de Barcelona inició ayer la primera experiencia española de juicios rápidos
El tercer juzgado de guardia de Barcelona con funciones exclusivas para juzgar los procedimientos monitorios -delitos flagrantes y menos graves- celebró ayer las primeras siete vistas. La puesta en marcha de este sistema es la primera experiencia en España y consiste en juzgar a un acusado al cabo de 40 días de su puesta a disposición judicial. Con ello se pretende agilizar los procesos monitorios y reducir el tiempo entre el inicio de las diligencias y la sentencia.
La junta de jueces de instrucción de Barcelona acordó en septiembre la entrada en funcionamiento de este juzgado para solucionar, en parte, los problemas creados por la sentencia del Tribunal Constitucional del mes de julio que impedía que un juez instructor también sentenciara, en bien del derecho de todo ciudadano a tener un juez imparcial. Con el sistema implantado se pretende también resolver en un plazo más corto las causas abiertas por un delito flagrante, que vienen a suponer el 30% de los asuntos de los juzgados de instrucción.Las siete causas vistas ayer correspondían a la puesta a disposición judicial de siete detenidos el 18 de septiembre. Ese día, el juez de guardia les tomó declaración, citó a los afectados y a los policías que intervinieron, además de solicitar los antecedentes penales de cada uno. Con ese material y con el escrito de calificación del fiscal, el juez comunicó a cada uno de los detenidos el día en que se celebraría el juicio, fijado para ayer. En medios judiciales se considera que con este esfuerzo en la guardia se puede acelerar el fin del proceso, que hasta ahora podía oscilar entre dos y seis meses.
Las vistas de estos procesos las realiza un magistrado distinto al que en su día estaba de guardia, con lo que se cumple la sentencia del Constitucional. El intervalo de tiempo siempre será constante, por lo que los acusados de este tipo de delitos serán juzgados al cabo de 40 días de haber pasado por el Juzgado de Guardia. El nuevo juzgado funcionará de lunes a viernes con un turno de magistrados.
En la sesión de ayer la mayor parte de los casos eran sobre robos en vehículos o tirones de bolsos; sólo se presentaron dos de los siete acusados. Los encartados eran clientes habituales de la justicia y tienen más condenas por robos similares. Como es natural, los acusados negaron los hechos y sus defensores pidieron la absolución, frente a las multas de 30.000 a 50.000 pesetas que solicitó el fiscal.
A primera hora de la mañana, varios funcionarios acudieron a la sala con intención de realizar la subasta de los objetos intervenidos judicialmente. Ignoraban el nuevo destino de la sala que, además, era compartida por otros dos juzgados para celebrar vistas. Varios abogados tardaron en averiguar dónde se había instalado el nuevo juzgado, que tiene un aspecto distinto al de cualquier sala de vistas. Antes era la secretaría de un juzgado.
Juicio inmediato
Mientras se celebraban las vistas, varios testigos comentaban que lo ideal sería un proceso todavía más rápido -como el de EE UU y algunos países europeos-, en el que los detenidos son juzgados el mismo día. Esta fórmula no se puede aplicar en España, ya que la legislación de los monitorios, aprobada en 1980, establece un plazo mínimo de 20 días entre la detención y el juicio. La duración de la experiencia de Barcelona constituye una incógnita, ya que la aprobación de la ley de reforma procesal introduce la figura de los juzgados de lo penal que asumirán las funciones de resolver todos los procesos monitorios. Por este motivo, se desconoce si los actuales juicios rápidos serán asumidos por los nuevos juzgados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.