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Las instituciones pugnan por un mayor protagonismo en el COOB 92

La entrega de la bandera olímpica al alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, el 2 de octubre, en Seúl, no sólo marcó el inicio de la Olimpiada de Barcelona. El relevo olímpico también dio origen al pistoletazo de salida de una nueva carrera, no exenta de codazos, en la que los cuatro socios del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de 1992 (COOB 92), el Estado, la Generalitat, el Ayuntamiento barcelonés y el Comité Olímpico Español (COE), compiten por sus respectivas cuotas de influencia en el seno del consorcio y a la que Juan Antonio Samaranch, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), no es ajeno."¿Protagonismo? Primero tiene que haber protagonismo financiero; entonces podremos hablar de otras cosas". El alcalde de Barcelona y presidente del COOB parece tener muy clara su postura ante la crisis abierta en el consorcio olímpico. En medios próximos a Maragall se insiste en que éste "no contribuirá a calentar una crisis que se ha creado artificialmente" y se reitera que tanto el Gobierno como la Generalitat deben incrementar sus aportaciones financieras a las grandes obras de la ciudad "y a los costos de las operaciones estrictamente olímpicas".

La posición desde la que el presidente del COOB afronta el conflicto no es, sin embargo, precisamente cómoda. Ninguno de los tres socios del Ayuntamiento parece dispuesto a dejar que esta crisis se cierre sin una modificación sustancial en el reparto del protagonismo olímpico. Samaranch, cuyas relaciones con la cúpula del COOB y el propio Maragall no atraviesan por el más dulce de los momentos, no está al margen de este proceso.

El COI contempla con profundo malestar la dureza empleada por el COOB en las negociaciones para la cesión de los derechos de televisión y de la explotación comercial de los Juegos. Para los dirigentes internacionales del olimpismo, la postura del COOB puede secar una fuente de ingresos privilegiada, de la que el COI aspira a seguir nutriéndose tras Barcelona 92.

El padre de la idea

Diversas fuentes atribuyen a Samaranch la paternidad de la idea de crear una vicepresidencia ejecutiva en la dirección del consorcio olímpico. Esta figura directiva, que exigiría una reforma de los estatutos del COOB, además de limitar a Josep Miquel Abad al estricto desempeño de su cargo como consejero delegado, mermaría las actuales cuotas de protagonismo de Maragall. En medios próximos a Samaranch se vería con buenos ojos al delegado del Gobierno en Cataluña, Francesc Martí Jusmet, para ocupar esa vicepresidencia. También han circulado otros nombres, como los de Joan Majó, Narcís Serra y Romá Cuyás, aunque estos dos últimos parece que están descartados.

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