El rugby y el fútbol negocian con la guerrilla para romper el aislamiento de Suráfrica
Suráfrica tal vez haya sido el único lugar del mundo en el que se ha parado una guerra para jugar un partido de rugby. Ello puede dar fe de la importancia que este deporte tiene en un país que sería capaz de pactar con el diablo con tal de mantenerlo al mismo nivel y salir de su aislamiento. El diablo, en este caso, fundamentalmente para el Gobierno blanco racista de Pretoria, es el Congreso Nacional Africano (ANC). La principal organización de la guerrilla que lucha contra el apartheid no sólo se acaba de reunir con los dirigentes del rugby, sino también con los de fútbol, con menos peso específico local, pero el máximo internacional. El Gobierno surafricano ha montado en cólera.
El rugby es para Suráfrica una de sus perlas nacionales. La federación (SARB) se fundó en 1889 sólo después de la inglesa (1871), escocesa (1873), irlandesa (1879) y galesa (1881). En 1891, el equipo británico hizo su primera gira por el país y ganó los 20 partidos disputados. Pero ya entonces se notó que aquellos jugadores surafricanos, inexpertos, prometían colocarse entre los mejores. En 1896 le ganaron ya el primer encuentro a los británicos y hasta su aislamiento de los últimos 10 años han estado en la cumbre.Buena prueba de la importancia del rugby para Suráfrica la pudo dar que el 29 de abril de 1902, entre el mediodía y la noche, hubo una tregua en la guerra de los boers entre los afrikaaners y los británicos. Fue acordada para que pudiera jugarse un partido al que asistió parte de los dos ejércitos contendientes. No es extraño, por ello, que al acentuarse el aislamiento del deporte surafricano se rasgaran las más profundas raíces históricas en el país. El problema además era mucho más grave, porque el rugby se había convertido en un reducto básico del poderío blanco, con lo que el apartheid era mucho más difícil de romper.
Dannie Craven
Sin embargo, la necesidad de supervivencia con los contactos internacionales puede mover montañas. A la vista de la imposibilidad de cambio en la política racista del Gobierno, Dannie Craven, anciano (78 años) y prestigioso presidente de la SARB, ha ido tomando cada vez más iniciativas personales. Craven hizo historia como jugador, también como entrenador y lo quiere repetir como dirigente. Para él sería una hazaña no celebrar el año próximo el centenario de la SARB en la soledad actual.Tras algunos escarceos y medidas, como incluir en pequeñas dosis jugadores negros y mestizos en la selección nacional, los Springboks, Craven ha pasado al ataque total. Así ha tomado el Gobierno las reuniones que tuvo la semana pasada con Alfred Nzo, secretario del ANC, en Harare, la capital de Zimbabue, y con Ebrahim. Patel, presidente de la federación de rugby multirracial SARU. La SARB es, teóricamente, sólo para los blancos.
El enfado de Pretoría, quesiempre considera al ANC como una banda de terroristas, era de esperar, y ya ha conminado al resto de directivos de la SARB a que desautoricen a Craven. El comité ejecutivo, integrado por nueve blancos, un mestizo y un negro, quizá no espere para reunirse hasta el 11 de noviembre, próxima fecha ordinaria que tenía programada, tras haberse desencadenado de esta forma los acontecimientos.
El breve comunicado hecho público tras la reunión, del "deseo común de asegurar que el rugby surafricano sea organizado sobre bases no raciales", se trata de un salto cualitativo importante, pero de difícil aplicación. Mientras la política general del país no cambie sobre el apartheid no parece que los avances totales sean una realidad.
Sucede como en el fútbol, que ha seguido en los contactos, pese a su menor entidad nacional. El miércoles finalizaron en Lusaka, la capital de Zambia, las reuniones de Alfred Nzo con la federación (SASA) y la liga surafricana (NSL). En la nota final reconocieron que el aislamiento del deporte racista es un elemento importante de combate para poner fin al apartheid.
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