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Quinocho, el gerente del Celta, asesinado por unos atracadores en la sede del club vigués

Joaquín Fernández Santomé, Quinocho, de 55 años y gerente del Celta, murió ayer a causa de la puñalada que le asestó uno de los dos atracadores de la sede del club vigués. Los delincuentes se hicieron con algún dinero, pero Quinocho se encaró con ellos y lanzó un cenicero contra el que portaba un cuchillo de grandes dimensiones, que reaccionó clavándoselo en el corazón. Se ha aplazado el partido que el Celta debía jugar mañana, en San Sebastián, con la Real Sociedad. Ese mismo día, a las doce de la mañina, se efectuará el sepelio de Quinocho. La capilla ardiente se instalará hoy en el estadio Balaídos.

Todo ocurrió en pocos minutos. En la sede del club se encontraban tres empleadas y Quinocho hablaba por teléfono en su despacho; al parecer, según Efe, con su homóloga del Deportivo de La Coruña, Berta Vales, que declaró: "Las últimas palabras que me dijo fue que tenía que colgar porque estaban llamando a su puerta. Eran sus asesinos".Eran las 18.25 horas. Fue entonces cuando entraron en el recinto los dos individuos, a los que las secretarias confundieron en principio con mensajeros, pero que de inmediato se identificaron como atracadores. Eran jóvenes y de notoria diferencia de estatura el uno del otro. Iban armados con una pistola y un cuchillo y cubiertos con unos pasamontañas. Buscaban dinero y se hicieron con una cantidad en la caja chica pero querían más y se dirigieron al despacho del gerente.

En un momento dado, Quinocho reaccionó y se enfrentó a ellos lanzándoles el primer cenicero que tuvo a mano. Uno de los asaltantes, que había comentado en voz alta que estaba muy nervioso", le apuñaló entonces, provocándole una herida de cuatro a cinco centímetros de profundidad que atravesó el espacio intercostal y alcanzó el corazón. "Angelines [una de las presentes], cógeme, que me han dado una puñalada", fue lo único que pudo decir Quinocho mientras caía al suelo y perdía la consciencia, de acuerdo con el relato realizado anoche por aquélla a Antena 2. Los delincuentes huyeron inmediatamente utilizando para ello una motocicleta scooter azul y blanca. La policía inició rápidamente las operaciones pertinentes para intentar localizarlos y detenerlos.

Quinocho, que deja viuda y una hija de 15 años, falleció cuando era trasladado al centro médico Povisa. La capilla ardiente quedará instalada a primeras horas de hoy en el estadio y el sepelio se efectuará mañana, a las 12 horas.

La noticia se difundió rápidamente y provocó reacciones de asombro, dolor e indignación. El presidente del club, José Luis Rivadulla; el alcalde de Vigo, Manuel Soto; el entrenador, José Manuel Novoa, y la casi totalidad de los jugadores de la plantilla se desplazaron, consternados, a la clínica.

"No sé cómo puede haber gente tan malvada. Yo no me lo creía. No sé cómo estos delincuentes pueden estar sueltos", dijo Rivadulla. "Fue un asesinato alevoso de un hombre bueno y cariñoso con todos", comentó el portero Maté. El vicepresidente, Eugenio Pernas habló de "un mazazo terrible, el segundo después del gravísimo accidente de tráfico del jugador Alvelo, internado en el centro de parapléjicos de Toledo".

Una Institución

Quinocho estuvo vinculado al Celta desde los 20 años. En aquel ya lejano 1953 empezó a trabajar a la sombra de los colores celestes e Inició una trayectoria que le convirtió, con el paso del tiempo, en una figura importante del fútbol gallego y en un punto de referencia del club, en una auténtica institución en el Celta. Así lo proclamaba ayer Rivadulla. Así lo entienden también los aficionados, incluso aquéllos que no muestran especial interés por este deporte.Quinocho había nacido en Vigo el 17 de mayo de 1933 y se inició en el fútbol en el equipo juvenil de su barrio, el Casablanca. Jugaba de extremo por las dos bandas. A los 19 años, Yayo, entonces entrenador del Celta, le convirtió en defensa derecho, demarcación de la que ya no se movería.

Pasó por el Rácing de Ferrol y retornó al Celta, entrenado por Ricardo Zamora. En 1962 quedó en libertad y fichó por el Castellón. Permaneció en él, primero como jugador y luego como secretario técnico, hasta que en 1974 el entonces presidente céltico, Antonio Vázquez, le propuso hacerse cargo de la gerencia del club. Quinocho, vigués y celtista, no lo pensó dos veces y aceptó.

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