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El conservadurismo de una aficionada a la novela policiaca

A Shelagh Roberts bien se la podría confundir con la famosa Miss Marple de las series televisivas de intriga por su pelo blanco, con su atuendo del más fino conservadurismo inglés, sus pequeños ojos marrones escudriñadores y su afición a las novelas policiacas de John Le Carré o Frederick Forsyte. Shelagh Roberts, que la semana pasada estuvo en Madrid, presidirá mañana la sesión final del congreso que el Partido Conservador británico celebra en la localidad de Brighton, después del atentado que el IRA perpetró en 1984, en el que resultaron muertas cinco personas.

Shelagh veranea en Pollensa (Palma de Mallorca) desde hace 30 años, lo que, soprendentemente, no le ha hecho aprender español. La señorita Roberts justifica este curioso hecho diciendo que a sus amigos les gusta practicar el inglés. Lo que puede entenderse en un doble sentido: o que todos ellos son británicos o que son españoles que utilizan a Ms. Roberts para dominar el inglés.Es, desde hace algo más de un año, la vicepresidenta del grupo demócrata europeo. Nació hace 64 años en Port Talbot, una localidád de 30.000 habitantes situada en el sur del país de Gales, rodeada de minas de carbón y de empresas del acero. Port Talbot, además de contribuir a la economía inglesa, ha sido la cuna del actual ministro británico de Asuntos Exteriores, sir Geoffrey Howe. A Shelagh -un nombre de pura ascendencia celta sin traducción posible- su conservadurismo le viene de tradición, ya que su abuelo y su padre también estuvieron en el partido. Ella, la única mujer de cuatro hermanos, a quienes no les interesaba la política, fue quien se encargó de continuar la saga conservadora. Cuando tenía 23 años entró en las filas conservadoras, y llegaría a ser la primera mujer conservadora miembro del Consejo del Gran Londres. Roberts afirma estar soltera por su vocación política, a la que, según dice, "ha dedicado el 80% de su vida".

Estudió historia en la universidad de Liverpool, y hoy vive en el típico barrio de Chelsea, en el centro de Londres. Presidió el comité nacional de mujeres conservadoras, y desde 1979 está en el Parlamento Europeo, en el que, entre otros cargos, ha desempeñado la presidencia de la comisión de derechos de la mujer. Aunque no cree que sea necesaria esta comisión, porque, según dice, "estos problemas se pueden abordar en cualquier otra comisión, y los hombres se lo tomarían con más interés".

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