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Seguridad y especulación

Los mercados de futuros nacieron en Estados Unidos especializados en un principo en el comercio de las llamadas commodities (materias primas). Fue precisamente el mercado de granos, sobre todo maíz, el que propició este tipo de operaciones. Este mercado surgió como un mecanismo que satisfacía los intereses de los agricultores y los ahorradores. Así por ejemplo, cuando un agricultor precisaba recursos acudía a este mercado en el que podía vender el maíz que esperaba recoger dentro de cuatro o cinco meses. Simultáneamente, en el mismo mercado confluían ahorradores que estaban dispuestos a comprar -con el descuento proporcional al riesgo que asumían- el maíz que no se recogería hasta el momento de su recolección.La organización de estas ofertas y demandas en una bolsa permite la realización de estas operaciones de futuros sin necesidad de relación personal entre el comprador y el vendedor. En realidad esta bolsa sólo precisa de un reglamento y una comisión o junta que ordene el mercado, ponga en contacto las ofertas y demandas y liquide las operaciones. Al jugar con los impoderables del factor tiempo se trata de un mercado que propicia mucho la especulación.

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Durante muchísimos años han gozado de un prestigio muy relevante en el comercio internacional los mercados de futuros de materias primas de Chicago, Nueva York y Londres. Más recientemente se han ido desarrollando en los principales centros económicos mercados de futuros cuya materia son los activos financieros (títulos de deuda pública y divisas). Se trata de conjugar los intereses contrapuestos de dos figuras típicas de todo mercado y sociedad: el conservador y el especulador.

Reducen tensiones

En el mundo de las finanzas, sacudido por las fluctuaciones incesantes e imprevisibles de los tipos de interés, hay entidades y particulariades que quieren preservarse de estos vaivenes. Son los conservadores que con determinadas operaciones de futuros quieren eliminar al máximo las sorpresas del mercado. Por el contrario, los especuladores arriesgan una posición futura determinada (compran o venden al precio que han previsto, descontando una ganancia proporcional al riesgo). Paradójicamente son las posiciones de estos inversores a veces temerarios, que se atreven a predecir el futuro, las que proporcionan estabilidad al mercado. En este sentido, los mercados de futuros juegan un papel armonizador reduciendo las tensiones del mercado. En otras palabras, un mercado que se apoya en las presiones de especuladores ofrece una gran seguridad a los mercados internacionales.Los mercados de futuros de activos financieros modernos funcionan con un gran soporte informático. Un caso ejemplar es el mercado de Estocolmo. De hecho, hoy día los mercados de futuros son mercados electrónicos. Los ordenadores escupen ofertas y demandas que son cruzadas por un broker ciego, sin tener otra consideración que las propuestas formuladas al ordenador.

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