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Una legión de españoles en Seúl

Sólo los técnicos del COOB rendirán cuentas de los millones gastados

Alrededor de 120 funcionarios y altos cargos españoles estuvieron en los Juegos Olímpicos de Seúl para aprender cómo se organiza un acontecimiento que se repetirá en Barcelona. Hasta ahora, sólo el Comité Organizador Olímpico Barcelona 92 (COOB) ha explicado cuánto dinero se gastó y qué hizo su delegación. Además, hubo funcionarios de ayuntamientos, diputaciones, Generalitat y ministerios; su trabajo consistió en ver, mirar y observar. En una primera impresión, los técnicos enviados apuestan por unos Juegos románticos en Barcelona.

Fueron muchos, mas para no confundirse se repartieron el tajo. Las tareas iban de menos a más complicadas: ver, mirar, observar, escuchar, entender, apuntar, hablar, escribir, analizar.Fidel Sust, director general de Deportes de la Generalitat: "Fui a ver el desarrollo de los Juegos y la organización propia de los Juegos". Efectivamente, aplaudía desde la tribuna.Pere Hernández, alcalde de Banyoles, sede de la competición de remo en 1992. "Estuve 10 días viendo las instalaciones, pero no me sirvió de mucho, porque en Seúl el escenario era artificial y en Banyoles será natural". Mala suerte.Jordi Vallverdú, que viajó por cuenta del Ayuntamiento de Barcelona, fue a comprobar para qué sirven las instalaciones un día después: "He hecho los contactos para que el director general de deportes coreano me mande la documentación". El concejal de deportes Enric Truñó, también a cargo del municipio barcelonés, dice: "Hemos aprendido mucho, porque hemos trabajado mucho". Hay pruebas irrefutables: regularmente Truñó escribía en el Mundo Deportivo y La Vanguardia artículos sobre los JJOO de Seúl. Manuel Royes le hacía la competencia. El presidente de la Diputación de Barcelona colaboraba en la radio comentando partidos de hockey sobre hierba; pero en este caso el dinero lo puso el COI. Como dice Jordi Mercader, su jefe de Prensa y también invitado por la generosidad de Samaranch: "Y fuimos muy orgullosamente, para eso le damos al COOB miles de millones de pesetas", refiriéndose a la contribución de la diputación a los JJOO de 1992. Alrededor de 120 funcionarios y altos cargos españoles estuvieron en Seúl, unos pagados por ministerios, otros por el Ayuntamiento de Barcelona, o por la Generalitat, o por el COI; de todos los que fueron a cargo de presupuestos públicos, sólo los 88 viajeros del Comité Olímpico Organizador de los Juegos de Barcelona (COOB) rinden cuentas. Son éstas: 183 millones de pesetas de gasto, 120 de los cuales para alojamiento y viajes de las 88 personas, y el resto para sufragar los gastos del pabellón de Barcelona 92 instalado en Seúl. Un folleto aclaraba las dudas más groseras de los expedicionarios: 7.000 pesetas diarias para la comida y la cena; el desayuno lo pagaba el COOB, "sin elegir a la carta", decía el folleto. La lavandería también corría por cuenta del COOB, pero el minibar, no; ni el transporte, ni las invitaciones sin autorización. Eso sí, el funcionario del COOB recibía 5.000 pesetas semanales para que hablara por teléfono con la familia. De la delegación del COOB, cuatro personas se instalaron en el hotel Shilla (Abad, Clavell Fonseca y Arqué). Los únicos con habitación individual (20.000 pesetas por noche), según un portavoz del COOB. Otras 14 personas se instalaron en el Hyatt, en habitación doble. El resto, de cuatro en cuatro, compartió el Olimpic Family Town (6.500 pesetas por noche). Mientras los jefes cumplían con el protocolo, hacían relaciones públicas con los dirigentes deportivos internacionales o negociaban con los norteamericanos, docenas de técnicos del COOB apuntaban en su MOS (Manual de Observación de la Organización y Desarrollo de los Juegos) todo lo que veían. Jordi Serra es capaz de describir dormido el aeropuerto de Kimbo; Jordi Segura y José Cuervo distinguen en una décima la orina de Johnson. Cada deporte tenía al lado un técnico del COOB. Manolo Fonseca -división de deportes- se arremangó en la misma oficina que el director de deportes de los juegos, conectado con teléfonos a cada una de las instalaciones. La hospitalidad coreana fue extraordinaria. Hace cuatro años, los organizadores de Los Ángeles cobraban por todo. Así que, sólo una docena de coreanos pudieron ir a ver un poco. Si querían algo, ellos se lo daban... pagando. Para Lluís Millet -división de infraestructuras-, Seúl es una "advertencia de la obra bien acabada y de unas infraestructuras de comunicación adecuadas". Pero, frente al gigantismo de Seúl, Millet se reafirma en el modelo de Barcelona, "como los últimos juegos románticos. Barcelona ofrecerá una comodidad inhabitual. Fernández Royo -división de comunicación e imagen- conoce cada detalle de las ceremonias. Así descubrió algo fundamental: cómo asegurarse de que la antorcha no se apague durante los Juegos del 92. Pero entre el centenar largo de burócratas españoles, las mujeres ocuparon el puesto de esposas, azafatas, secretarias y relaciones públicas. De los 88 miembros del COOB, sólo 14 eran mujeres y de ellas sólo 3 eran técnicas. Pese a que en Seúl, 2 de cada 9 deportistas eran mujeres, el COOB no envió a ninguna para que viera las necesidades de la deportista. Los olímpicos burócratas no tendrán otra oportunidad. La próxima va en serio.

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