Una vocación verdadera
Me he pedido grúa y cepo. Lo que me han respondido, ya me lo esperaba yo, es que voy a trabajar el doble y más ahora que ha dicho el concejal que lo van a intensificar todo, hasta los domingos y fiestas de guardar. Pero lo que a mí me pasa es una vocación. En mi familia todos odiaban los coches, porque no podían tener uno en aquel entonces, sobre todo y más que nada por eso Pero lo mío tiene también otro argumento. Y es que yo tenía un renacuajo y me lo mató un automovilista. Desde entonces ya no he podido verlos. Y sólo tuve ese animal, ésa es la pura verdad. El señor Morales, que se enteró de mi solicitud, pasó el otro día por el garaje y me dio una palmadita que yo le agradecí y lo pongo en este sitio para que se sepa. Es bonito ver en los ojos de tu jefe el orgullo y, humildemente lo digo porque por mí sólo no es, el agradecimiento. Uno se siente más cerca de la institución, tal que un hijo, aunque ya sé que las instituciones no paren. Pero le brilla ban los ojos luego de hablar con los periodistas, todos allí como hienas, creo que se dice. La verdad, y no quiero perderme, e que llegó a decir cosas muy bien dichas, como cuando saltó con lo de remediar la indisciplina que nos invade. Debe haber estudia do por su cuenta, me parece. To tal, que en el cuerpo estamos más contentos y se va al tajo con una alegría diferente a la de antes. Sí, porque antes ibas y a lo peor te pasabas y no sabías si iba a llegar la regañina. Ponías 1.000 cepos, por ejemplo, un sueño, y puede que después te dijeran alguna cosa. Nunca pasó, aunque vol vías como inquieto. Menudo oficio. Ahora ya sabes que se te respalda y que si cae récord, pues cae. Yo tengo una teoría, y es que si te dedicas a grúa y cepo, haces mejor las dos cosas, te mueves más y la atención no se distrae. Y conste que no aspiro a nada, yo no quiero graduaciones, lo que hago me sale del alma. Lo mismo que el arte, un suponer. Y me sale de ahí porque el automovilismo es la víspera de la delincuencia. No sé si se dice víspera. Están todos compinchados con tra la institución, la forma en que se atascan, por ejemplo, o de tirar el coche adonde más seguro fastidia. Adrede lo hacen para que caiga el Ayuntamiento. Ade más, ¿dónde se castiga menos la reincidencia, si no es en la infrac ción de tráfico? A uno le ponen cien multas, una detrás de otra y todas cuestan lo mismo. Yo creo, y con esto no quiero mandar en lo que no me pertenece, que de berían doblarse. O sea, la primera 1.000, la segunda 2.000, la tercera 4.000, etcétera. 0 prisión desde el principio y ya veríamos quién se hacía el señorito. Ahora al señor Morales sí quiero advertírselo. Aunque de cierto que tie ne más ideas que la enciclopedia Álvarez.También me pienso pedir, lo malo es que no sé si le incumbe al Cuerpo, la sección de intervención de cuentas corrientes, para cuando salga el proyecto, que yo creo tendrá más visión que el Canal de Isabel II. Como idea, hay que reconocer que es superior. Si los criminales no tienen derecho a nada, ni a libertad, ni a familia, ni a ahorros, yo me pregunto porqué lo ha de tener el automovilista, que ya he dicho que es delincuente y que ahora digo, además, que es un sedicioso. Porque si arruina el Ayuntamiento, arruina Madrid y Madrid es la capital del Estado español. Yo creo que con eso está dicho todo. Es como un terrorismo a la chita callando, me parece a mí, y me da que el señor Morales lo sabe. Pero a lo que iba, que no quiero desperdicio. Que no sé si la sección de intervención de cuentas corrientes le va a incumbir al Cuerpo. Pero tiene también que ser bonito verlos aparcar en las aceras, saltarse los semáforos, atascarse a lo grande, enruidarlo todo y tú, tranquilamente, sin decirles palabra, te acercas por su banco y les arruinas a ellos y a toda su familia. La cara que se les pondrá cuando lleguen a casa y no tengan un chavo ni para aceitunas. Porque en esto la familia también tiene culpa, porque no les reconviene. Aparte, ¿no se suben siempre que pueden en el vehículo? Aquí no valen indulgencias. El que monta, paga. Hay que atacar el mal de raíz y la raíz está en la faltriquera. Sin faltriquera, no hay gasolina, ni coche. Qué agudo ha estado el Municipio.
A lo mejor lo hacen por oposición y me puedo presentar. Estudios, tuve. Y méritos hago los que me pidan. No paro de empapelar por esas calles. La vocación, ahora que lo pienso, manda más que uno.
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