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La Mafia mata a un juez y a su hijo en Sicilia

Juan Arias

La mafia siciliana ha vuelto a levantar cabeza, al asesinar ferozmente en la madrugada de ayer al juez Antonio Saetta, de 66 años, presidente del Tribunal de Segunda Instancia de Palermo, y a su hijo Stefano, deficiente mental, mientras viajaban en coche hacia la localidad de Canicatti. Los agresores acribillaron al magistrado y a su hijo con 40 impactos de bala, de pistolas de calibre 9 y 38 y de una ametralladora.Los mafiosos obligaron al automóvil en que viajaban las víctimas a derrapar después de cortarles el paso con otro, que la policía encontró incendiado dos kilómetros más adelante. El juez solía viajar con escolta por la capital siciliana, Palermo, pero había rechazado toda protección cuando se trataba de asuntos personales, como era el caso de ayer.

Saetta es el octavo magistrado asesinado por la Mafia en Sicilia en los últimos años y su ejecución ha causado gran impresión en todo el país, en medios políticos, en la magistratura y en la policía, porque tiene conexión con la dura polémica que estalló este verano contra el juez Giovanni Falcone y su equipo jurídico anti-Mafia y contra el alcalde de Palermo, el democristiano Leoluca Orlando, paladín de un movimiento popular de repudio a la Cosa Nostra.

Es como si la Mafia hubiera esperado a que se resolviera la polémica para enviar una señal. Y lo ha hecho cuando la batalla la han ganado los magistrados más comprometidos con la lucha contra el pulpo mafioso.

El presidente de la República, Francesco Cossiga, el primer ministro, Ciriaco de Mita, y el Consejo Superior de la Magistratura resaltaron ayer la gravedad del nuevo delito mafioso y aseguraron apoyo incondicional para continuar en la lucha contra el mal oscuro de Sicilia.

Múltiple importancia

La seria importancia de este crimen es múltiple. Primero, porque no se ha tratado esta vez sólo de un gesto de venganza por la conducta de Saetta, autor de la sentencia que condenó a cadena perpetua a los famosos hermanos Michele y Salvatore Greco, apodados respectivamente El Papa y El Senador, responsables de la muerte del juez Rocco Chinnici, el 29 de julio de 1983. Es también un desafío, ya que la víctima iba a ser el presidente del tribunal que deberá juzgar próximamente en segunda instancia a todos los condenados del maxiproceso a la Mafia de Palermo. Se ha tratado también de una amenaza lanzada a quienes deberán volver a juzgar a los mafiosos.Saetta era una persona reservada y de gran humanidad, que había estado al margen de la polémica de este verano y todos le reconocían su lucha silenciosa pero firme contra los grandes mafiosos.

Además, como ha puntualizado un magistrado del Supremo, es esta la primera vez que se ataca a un juez que no había tomado parte en tareas investigadoras preliminares al maxiproceso, sino sólo judiciales.

El crimen se ha producido inmediatamente después de que el juez Giovanni Falcone haya decidido continuar su trabajo en Palermo a la cabeza del grupo anti-Mafia y de que el Alto Comisario para la Mafia, el magistrado Domenico Sica, haya recibido poderes especiales del Gobierno en la lucha contra Cosa Nostra.

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