Uno para todos
El dato de inflación llegó a toro pasado; la sesión prácticamente había concluído cuando se hizo público que los precios habían crecido en agosto un 1%, la cifra que rumoreaban los más pesimistas. El mercado la recibió después de una sesión con voluntad alcista y en la que las mejoras habían elevado un punto los índices generales de Madrid, Bilbao y Valencia... como si todo rondara en torno a la unidad.Es difícil explicar los motivos del atípico movimiento que experimentó el mercado mientras esperaba la noticia. Mientras se desarrollaba la sesión, algunos apuntaban a una posible filtración optimista que quedó descartada con el 1%. Los nervios por lo que pudiera pasar quizás provocaron la anulación de varias operaciones de venta a crédito. Todo eso, por supuesto, sin forzar las bajas. Porque el interés por aguantar los cambios, porque la bolsa no baje, sigue siendo general y, con ese ambiente -después de la contratación de un par de constructoras- alguno se animó a realizar una apuesta alcista. Con todo, y aunque el volumen de negocio siguió sin acompañar tanta fuerza de voluntad, los vendedores colocaron poco papel a mejores precios.
La subida tendrá que enfrentarse ahora con la pesada digestión de una cifra de inflación que puede provocar tensiones en los sectores más conflictivos de la economía. La asimilación no puede saldarse en un día, aunque el voluntarismo del mercado intente pasar el dato de largo cuanto antes.
Al cierre de una sesión con mejoras -y dinero- hasta en el grupo bancario, los oferentes que intentaron devolver sus adquisiciones al mercado mostraban su intención en voz baja, no fuese a estropearse el ambiente.
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