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Xavier Guardans

Un fotógrafo barcelonés que trabaja en Tokio

En enero de este año, Xavier Guardans, fotógrafo barcelonés de 34 años, llegó a Tokio con sus cámaras a la espalda y el portafolios con su trabajo bajo el brazo. Después de seis meses de perseverancia ha comenzado a publicar sus trabajos en importantes revistas japonesas y del mundo de la moda. Cree que Japón, donde ha encontrado una sensibilidad muy cercana a la suya, es "duro", pero no "inaccesible", en su trayectoria de convertirlo en su centro de operaciones, a caballo entre Barcelona y Tokio.

"Mi fascinación inicial por Japón nace", dice Guardans, "por estar lo más lejos de la sensibilidad mediterránea, pero, como siempre, los dos extremos opuestos pueden acabar tocándose". Guardans parece haber descubierto el secreto inicial de toda operación en Japón. Un secreto que, además de las cualidades del trabajo personal, se funda en la visión muy a largo plazo que requiere el penetrar en Japón.Para un hombre de imagen hay también otras cosas que le sorprenden en Japón. "Uno de los aspectos que me asombran de Tokio es el silencio general" "Aquí", añade, "quien te habla son las máquinas, las computadoras, los altavoces, aquí no habla la gente, lo que acaba convirtiéndose en un inquietante murmullo maquinal".

¿Cómo puede llegar a entrar en Japón un artista occidental? "Este es el gran misterio, difícil de descubrir, pero no inaccesible", se interroga el propio Guardans. "Para mantener un diálogo con la gente de aquí, tanto privado como profesional, tienes que seguir las pautas que hay marcadas y que son diferentes del resto de los países", puntualiza el fotógrafo.

"Pienso que los dos puntos de éxito en Japón están en la perseverancia y el trabajo en equipo". "Para mí, como fotógrafo", añade, "esto representa no ir de freelance, sino buscar un agente japonés que me canalice hasta llegar a buen puerto, dentro del ritmo y en el respeto japonés. Poner las bases de esto equivale como mínimo, a seis meses".

"Después", continúa, "empieza un rosario larguísimo de entrevistas en dos puntos diferentes. El mundo de las revistas de moda, para conseguir publicar y traducir una estética que traduzca mi trabajo al mercado japonés. Y, por otro, el universo de las grandes agencias de publicidad, que utilizan la imagen de una manera muy fuerte y sorprendente para los ojos de un europeo, y que es acariciada por un diseño gráfico que aquí es excepcional".

"El factor de ser joven y barcelonés es positivo, porque ahora, en Japón, lo tienen en cartera, como objetivo para los próximos años. Esto es debido, pienso yo, a que los japoneses empiezan a querer vivir bien y saben que en España, en general, se vive bien.

"Pienso que aquí hay grandes fotógrafos japoneses que sufren mucho, porque se les está imponiendo una estética muy lejana a su propia sensibilidad", opina Xavier Guardans en relación a esa moda a la occidental que hoy predomina en Japón.

Nacido en octubre de 1954 en Barcelona -"soy un Libra-Caballo", sonríe Guardans-, estudió primero Empresariales, para seguir después con tres años de cursos de fotografía en Londres, en el Bornemouth College, antes de comenzar su labor profesional entre Barcelona, Madrid y Milán. Cara al futuro, Xavier Guardans concluye en que "quiero intercalar mi trabajo entre Barcelona y Tokio. Creo que en este momento puede ser un puente mucho más interesante que entre Londres o Nueva York."

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