Alcatel-Standard Eléctrica SA, propondrá la segregación de su grupo industrial
Alcatel-Standard Eléctrica, SA, el tradicional suministrador de equipos de telecomunicaciones sometido a un plan de reconversión industrial, propondrá formalmente en las próximas semanas la segregación de algunas de sus divisiones de negocio dentro de la política de reestructuración del grupo diseñada por su casa matriz.La constitución de sociedades anónimas a partir de los activos del grupo en distintos negocios -efectiva ya desde el punto de vista funcional- ha sido consultada con algunos de los organismos presentes en la comisión de seguimiento del plan de reconversión; suscrito en su día por el Ministerio de Industria, UGT, Telefónica y la propia Alcatel.
Durante la ronda de consultas, cerrada en julio, la sociedad recibió como respuesta la petición de "tiempo" para analizar los vericuetos y repercusiones previsibles del proyecto, que se debate entre el derecho del empresario a gestionar su negocio y de los compromisos derivados de la firma de un pacto de reconversión que ha obligado a un reparto de sacrificios.
La operación, retrasada ya respecto a las aspiraciones del grupo, supondría la separación de las actividades marginales del corazón del negocio de Alcatel Standard-Eléctrica (conmutación pública y trasmisión) independizando los activos más amenazados por la prevista liberalización de las telecomunicaciones.
Una de las nuevas empresas sería Alcatel-Citesa, dedicada a la producción de terminales y con una plantilla de unas 1.500 personas. Otra de las filiales (con participación de la francesa Telic) se formaría con un capital de alrededor de 2.000 millones de pesetas y heredaría unos 600 empleados para operar en comunicaciones privadas. '
Redes y Servicios (Reyssa) la tercera de las hijas de Standard, operaría en el negocio de planta exterior -instalación de cables- con un capital más modesto pero con una plantilla también considerable, dadas las características de su actividad.
El plan de segregación, que colocaría a Standard como casa matriz de estas sociedades, es especialmente sensible en el área de terminales; un mercado imprevisible a partir de la liberalización que dará a los usuarios -y no a Telefónica como hasta ahora- la posibilidad de comprar directamente sus teléfonos.
Alcatel-Citesa, encargada de afrontar este riesgo con personalidad jurídica propia, alcanzará un volumen de negocios de 16.000 millones de pesetas con una capacidad de producción de dos millones de teléfonos al año desde su tradicional factoría, situada frente al Estadio de la Rosaleda de Málaga. En caso de llevarse adelante la segregación, Standard suscribiría en Alcatel-Citesa una ampliación de capital cifrada entre 2.500 y 3.000 millones de pesetas.
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