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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Capital de Europa

Como nobleza obliga, me veo ante la necesidad de replicar a la carta del señor Ramón García Hernández aparecida en EL PAIS del 31 de agosto de 1988, sobre Madrid capital cultural de Europa.Que Salamanca -y nunca me referiré a sus ciudadanos- es en gran parte símbolo histórico de un pensamiento totalitario antidemocrático, antiilustrado y antiliberal, que representa valores antagónicos frente a los que se fueron forjando las nuevas naciones insurgentes, no es algo que yo haya descubierto ahora, ya que está dicho por Suárez en su Tractatus de legibus ac deo legislatore, donde defiende el carácter de la Iglesia católica como institución universal y divina, y, por tanto, la superioridad del poder del Papa, ante el que deben inclinarse los Estados nacionales. Esa misma visión totalitaria y prepotente la sostiene el señor García al considerar que todo conocimiento brota de Salamanca: "Quod natura non dat Salman-

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tica non praestat", olvidándose de que en España, Europa y el mundo hay muchas universidades y millones de universitarios que, sin saber siquiera de la existencia de Salamanca, han sido capaces de crear sus propios conocimientos. Es evidente que aquí también hay un antagonismo. Pero que los valores culturales que simboliza Salamanca son antagónicos de los de la Europa progresista no es invención mía, pues, sin ir muy lejos, ya encontramos su germen en Tertuliano cuando decía: "Quid ergo Athenae et HierosolymÍs, quid A cademiae et ecc/esiae?", y el padre de la Iglesia Agustín escribía Doctrina chris tiana, reforzando la incompatibi lidad del mundo clásico y cristia no. Yo, que tengo la diabólica de bilidad de leer cosas francesas, aún no he podido encontrar la in fluencia de Salamanca en la Europa moderna, ni en la Enci clopedie de la Pleíade. Y es nor mal, ya que Europa no es una to talidad, sino resultado de su di versidad, a pesar de la Santa Alianza, que no pudo impedir el desarrollo del liberalismo, la de mocrácia y el socialismo, lo que sacó a Pío IX de sus casillas al publicar la encíclica Syllabus errorum, modelo cultural que condena el liberalismo, la demo cracia y el sindicalismo, valores éstos que fueron cambiando la faz sociopolítica de Madrid; de ahí su europeidad y perdurabili dad a pesar de tener un monumento, - disparate esperpéntico, que sanciona la irracionalidad: el Dos de Mayo. Miserias de un cierto Madrid- Javier Fisac Seco.

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