Economía revisará la previsión de crecimiento económico para 1988 y la situará cerca del 5%

El Ministerio de Economía está revisando en la actualidad sus previsiones sobre crecimiento económico para este año, lo mismo que la cifra de inflación con que se cerrará el ejercicio. Esta será la cuarta previsión que se anuncie desde que, hace ahora casi un año, el titular del departamento, Carlos Solchaga, presentó el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 1988, y cifró entonces en un 3,8% el objetivo de crecimiento del producto interior bruto para el ejercicio actual. Aunque los cálculos no están terminados todavía, los primeros avances señalan que el crecimiento de la economía estará muy cerca del 5% y que la inflación a final de año se colocará en el 1%.

El ejercicio actual va a resultar el que más veces habrá visto como se revisan al alza sus previsiones de crecimiento, acabando en una cifra muy alejada de la inicialmente prevista y rally cerca de la alcanzada en el año pasado, a pesar de que se quería frenar para que se lograra una senda más equilibrada y que permitiera mantener durante un período de tiempo mayor el aumento del PIB y, por tanto, tratar de reducir el nivel de desempleo.Cuando, a finales del mes de septiembre de 1987, Carlos Solchaga presentó el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, el cuadro macroeconómico establecía una previsión -que se tildó desde el principio de conservadora- del 3,8%, de la que la mayor parte estaba asegurada por la inercia del sistema económico, al haberse experimentado un crecimiento en 1987del 5,2%. El objetivo era frenar el consumo interno y que los desequilibrios exteriores se redujeran restando de esta forma una menor cantidad al crecimiento global.

Al final del primer trimestre del año, en abril, Economía revisó por primera vez el objetivo de crecimiento elevándolo hasta el 4%, una vez que se tuvo constancia de que el previsto frenazo de la demanda interna no se estaba produciendo, sino que el consumo, especialmente el privado, seguía tirando con fuerza. Poco antes de las vacaciones veraniegas, el ministro de Economía volvió a subir, después de que lo hicieran instituciones como el Banco de España o el Servicio de Estudios del Banco de Bilbao, la previsión de crecimiento económico hasta el 4,6%. Era prácticamente un punto por encima de los inicialmente previstos, lo que suponía una revisión cercana al 25% sobre la inicial. Las razones seguían siendo las mismas: el consumo interno se mantenía casi tan fuerte como en el ejercicio anterior mientras que, a pesar de un elevado déficit exterior, el desequilibrio era menor como consecuencia de que las exportaciones crecían a ritmos mucho más altos de los previstos, mientras que las importaciones se mantenían en las cotas previstas.

Tercera revisión

La proximidad de la presentación del proyecto de ley de presupuestos exige plantear el cuadro macroeconómico del Gobierno para este año y el siguiente. Y los indicadores que se manejan, una vez transcurridos casi tres trimestres, fuerzan a una nueva revisión al alza de las principales magnitudes. Las primeras estimaciones apuntan a que el crecimiento económico estará muy cerca del 5%, prácticamente la misma cifra que en 1987 -cuando se creció el 5,2%, según el Instituto Nacional de Estadística.También los precios al final del año serán sensiblemente superiores a la previsión inicial, ya que se colocarán en torno al 4%, en lugar del 3% que ha sido el objetivo a alcanzar hasta que, en el pasado mes de julio, el aumento del IPC fue tal que echó por tierra tal previsión. En todo caso, se señala en medios de Economía, un aumento de la inflación de este tamaño supondrá una reducción de cierta importancia sobre: el nivel alcanzado en 1987, cuando se acabó con el 4,6%.

A pesar del mal resultado de julio, en medios de la Secretaría de Estado de Economía se espera que haya una cierta corrección en los meses que quedan del año. Para ello se basan en analizar en tres grupos distintos los componentes del IPC. Los alimentos no elaborados que están creciendo por encima del 6% y pueden provocar todavía algún problema; los precios industriales -incluyendo en ellos los alimentos elaborados, que se mantienen en una tasa del 3%, y los precios de los servicios -con aumentos en torno al 7% -pero que tradicionalmente tienden a estabilizarse en la última parte del año.

Otra de las cifras que será revisada de forma oficial en la segunda mitad del mes, cuando ya se conozca el IPC de agosto, será el volumen del déficit del sector público en relación al PIB. El objetivo inicial se estableció en el 3,5% del producto interior bruto, pero a principios del verano los responsables de Hacienda señalaron que, a la vista de la marcha de los ingresos fiscales y de la relativa moderación de los gastos del sector público, se podía esperar que este porcentaje quedara en torno al 3%. El volumen absoluto del déficit público en los siete primeros meses del año se ha situado un 10% por debajo del existente en el mismo período del año anterior. Todo indica que, si se mantiene esta tendencia, lo que parece normal, y además se estima que el PIB será mayor, es bastante probable que al final el déficit acabe por debajo del 3%.