Fin de la tregua
La consigna de la mañana ya se oyó en alguno de los primeros corros: "No hagas nada", y al no hacer nada muchos cambios fueron sólo de referencia, pero con un precio cada vez más bajo. El papel volvió a ser el causante de esta situación; se había retirado, al comienzo de la semana, arte la expectativa de una mejora, pero después de verla falta de peso con la que se fraguó ésta hizo notar que seguía a la espera, y que estaba dispuesto a volver al punto de partida con el mismo o menos volumen que provocó la escalada.La apuesta puede estar ahora en averiguar todo lo que pueden llegar a hacer las cotizaciones sin que sea necesario poner un duro o un título en el intento. Los oferentes, que se mantenían a la espera y que se retiraron el lunes por ver si pasaba algo, volvieron al observar que el esfuerzo alcista no tenía ningún respaldo y que así no podía aguantar. Pero la presión de las ventas sigue siendo sólo latente de forma que se cierran los cambios con un intercambio de títulos mínimo.
La incertidumbre y el miedo siguen acaparando la atención de la inversión. Nadie niega la posibilidad de una tregua, sobre todo si, al coincidir con uno de los soportes que tiene ahora el mercado, permiten un repunte técnico. Pero sin combustible treguas e intenciones tienen una duración mínima.
El cierre alcista de Wall Street la tarde anterior era la consigna esperada; la cuestión es ¿para qué?, para vender a mejor precio antes de que el jueves se decida una (posible) mayor rentabilidad de los bonos a tres años. Es probable que ese convencimiento general de que se intentaría mantener la mejora acelerara el deterioro, ya que nadie quería protagonizar la apuesta.
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