Ante la duda, esperar
La falta de solidez del punto de apoyo que había servido para relanzar las cotizaciones se notó en seguida. Quedó como un elemento de referencia para la retirada del papel, pues siempre es mejor vender un poco más caro. Pero si en ningún momento faltó voluntad para mejorar los cambios, faltó dinero para que el intento mantuviera la credibilidad pasado el primer día.La subidas ayer resultaron mucho más difíciles. El papel tampoco presionó, pero estaba a, la espera de una ligera mejora de precios mientras el escasísimo dinero que se movió en los corros no e3taba dispuesto a comprar tan caro. El resultado, cambios de referencia y volumen, otra vez bajo mínimos. Así, y aunque nadie tenía el más mínimo interés por enfriar el ambiente, la sesión iba perdiendo potencia.
La inexistencia de un rumbo claro y, sobre todo, la incertidumbre sobre la evolución de variables económicas que sí son relevantes han aconsejado no exprimir todas las posibilidades de subida con un volumen de negocio tan exiguo) como el del lunes. Y es que ese día el número de títulos intercambiado fue inferior, incluso, al que se negoció con el volumén mínimo del año, aunque superó a éste en 1.000 millones de pesetas efectivas.
Ante la duda, esperar. Una espera, ya casi metódica, que mantiene en un grado de liquidez máxima a carteras muy sólidas. Liquidez, desde luego, no falta. Para corroborar esta situación, el Banco de España fue capaz de drenar más de 200.000 millones de pesetas del sistema a un plazo de tres meses, con la cesión de letras, al 10,5%. Al cierre, y como apoyo a muy corto plazo, quedaba la posibilidad de una buena reacción vespertina en Wall Street.
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