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Un ex colaborador de ETA asesina a tiros a tres personas y se suicida en un pueblo navarro

MIKEL MUEZJesús Teodoro Aramendia Bengoetxea, de 37 años y ex colaborador de ETA, asesinó ayer a tiros a tres personas en Alsasua (Navarra) y posteriormente se suicidó, en un crimen del que de momento se descarta toda intencionalidad política. Aramendia dejó escrita una nota en la que asegura: "Hice esto porque me iban a matar". El autor del triple crimen fue condenado en junio de 1984 por la Audiencia Nacional a seis años de prisión por colaboración con banda armada.

Teodoro Aramendia trasladó, de Francia a Madrid, ocultos en su camión, a los miembros del comando de ETA que secuestraron, el 25 de marzo de 1983, al industrial Diego Prado y Colón de Carvajal. Tras su condena, Aramendia ingresó en a cárcel alavesa de Nanclares de Oca y se acogió a las medidas de reinserción, saliendo en libertad tras pasar cuatro años en prisión. Durante su juicio, el ayer fallecido reconoció haber trasladado a Madrid a cinco personas -cuatro hombres y una mujer-, de los que conocía su pertenencia a ETA, aunque no que fueran a participar enel secuestro de Diego Prado.

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Los fallecidos por los disparos efectuados por Aramendia con una escopeta repetidora son Celestino San Martín Granada, de 51 años, alcalde independiente de la localidad navarra de Zudaire; Porfirio Ros Izcue, de 46 años y natural de Abárzuza, y Patxi Rey Torres, de 30 años y natural de la localidad de Baríndano, de la que también era natural el asesino.

Los hechos ocurrieron a las 15.30 horas de ayer. A esa hora, Teodoro Aramendia llegó en una furgoneta Citroën Dyane-6 matrícula de San Sebastián 3586-T, a una finca en la sierra de Urbasa, en el término municipal de Alsasua, en la que las víctimas preparaban la comida junto a algunos familiares.

Sin mediar palabra

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Según testigos presenciales, el guarda de la finca, Patxi Rey, le vio descender de la furgoneta armado con la escopeta y mantuvo con él un breve intercambio de palabras. Una vez que Rey hubo retirado una pequeña cadena que impedía el paso de vehículos por el camino que da acceso a la finca, Aramendia le disparó sin mediar palabra, dejáridole malherido.

A continuación, se adentró en la finca pasando de largo por delante: de una pequeña casa donde se encontraban el resto de las personas. Pero Teodoro regresó poco después. Paró delante de la casa en cuyo exterior Celestino San Martín y Porfirio Ros preparaban unos besugos asados para comer y, también sin mediar palabra, apuntó sobre ambos y les disparó. Los dos fallecieron en el acto.

En el interior de la casa, los familiares de los asesinados, mujeres y niños, que presenciaron el hecho, se escondieron en las habitaciones, presa del pánico y alguno de ellos llegó a observar a través de las ventanas cómo Aramendia cargaba nuevamente la escopeta con suma tranquilidad antes de emprender de nuevo el camino que le conduciría a la borda (casa de ganado) en la que residía, situada a unos dos kilómetros del lugar de los hechos.

"En el otro mando"

Una vez en ella, descendió de la furgoneta y, alejándose unos metros de la casa, se suicidó disparándose un tiro en la garganta, no sin antes dejar una nota dirigida a uno de sus dos hermanos, en la que señaló:

"Para qué os voy a decir nada. Nos veremos en el otro mundo. Hice ésto porque me iban a matar".

Patxi Rey fue trasladado en ambulancia al hospital comarcal de Estella, donde falleció a las 16.30 horas. En el hospital se le apreciaron seis heridas por postas, cuatro de ellas en el hombro derecho, otra en el segundo espacio intercostal derecho y una sexta en el conducto auditivo derecho externo que le produjo pérdida de masa encefálica.

Pasadas las 19.00 horas, dos ambulancias recogieron los dos cadáveres que habían quedado en el lugar y los trasladaron a Estella, donde se les efectuó la autopsia.

Teodoro Aramendia se dedicaba tras salir de la cárcel al pastoreo en una borda de montaña en un apartado paraje de la sierra de Urbasa. Según señaló su hermano Antonio, conocía a dos de las personas a las que asesinó. La escopeta con la que efectuó los disparos es propiedad de otro de sus hermanos, llamado Carlos, que es dueño de otra borda de ganado situada en las cercanías del lugar en que se produjeron los hechos.

Según señaló a EL PAÍS Antonio Aramendia, su hermano Teodoro nunca había dado muestras de tener perturbadas sus facultades mentales, aunque a raíz de su ingreso en prisión "se había vuelto más taciturno y solitario", y últimamente sólo visitaba a sus padres, residentes en Baríndano y que ayer se encontraban de vacaciones.

Según los hermanos de Teodoro, no se conocían discrepancias entre su hermano y las víctimas. Tanto la Guardia Civil como algunos parientes de los asesinados señalaron ayer desconocer en absoluto los posibles móviles del triple crimen.

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