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Iglesia y Estado se reconcilian en Mozambique ante la visita de Juan Pablo II

La devolución a la Iglesia católica de los bienes confiscados después de la independencia de Mozambique, en junio de 1975, refleja la reconciliación entre Iglesia y Estado, al tiempo que subraya la importancia que el Gobierno marxista de Maputo atribuye a la visita que el papa Juan Pablo II realizará a la antigua colonia portuguesa de África oriental los próximos 16 y 17 de septiembre.

En su nuevo periplo africano, que se inicia el día 10 en Zimbabue, el Papa visitará tambien Suazilandia, Botsuana y Lesotho.Hace un mes, el Gobierno de Maputo adoptó una legislación que restablece oficialmente la libertad del culto y restituye a todas las confesiones religiosas oficialmente reconocidas los templos y otros bienes expropiados. La medida beneficia también a otras confesiones religiosas, pero la solemnidad de la ceremonia de entrega formal del seminario católico de Amatongas, en la provincia de Manicas, presidida conjuntamente por el gobernador y el obispo de Tete, pone de manifiesto la voluntad del Gobierno de Maputo de mejorar las relaciones con la jerarquía católica nacional antes de la visita de Juan Pablo II.

Una comisión nacional, presidida por el ministro de Asuntos Exteriores, Pascoal Mocumbi está encargada de preparar la estancia del pontífice. Mocumbi dijo recientemente que "las medidas tomadas en el pasado con la religión no fueron correctas".

El gobernador de Manica dijo durante la ceremonia que se realizó en Amatongas en presencia de centenares de católicos que "la Iglesia desempeña un papel importante en la reconstrucción del país".

Hasta hace poco la Conferencia Episcopal mozambiqueña observaba una actitud muy crítica en relación al régimen de Maputo y defendía la necesidad del diálogo entre el Gobierno y los rebeldes de la Renamo (Resistencia Nacional Mozambiqueña) para acabar con la guerra civil.

A pesar de estar actualmente dirigida por obispos nativos, la Iglesia católica vivió tras la independencia serias dificultades por su excesiva identificación con el régimen colonial portugués, que dejó a las Iglesias reformadas un papel preponderante en las misiones ante la población indígena. Algunas decenas de misioneros y religiosas españoles compensaron en parte, sobre todo en el interior del país, la falta de interés del clero portugués, y han asegurado hasta hoy la presencia de la Iglesia católica en estas zonas en las que la guerrilla está presente.

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