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Walesa desconvoca las huelgas y Jaruzelski acepta negociar la legalización de Solidaridad

El líder del ilegal sindicato polaco Solidaridad, Lech Walesa, formuló ayer un llamamiento para que finalicen las huelgas en el país después de que las autoridades polacas le comunicaran su disposición a negociar la posible legalización de Solidaridad. Walesa realizó este llamamiento en Gdansk, tras regresar de la entrevista que mantuvo en Varsovia con el ministro del Interior, Czeslaw Kisczcak, en el primer contacto directo y oficial entre el régimen del general Wojciech Jaruzelski y la oposición ilegal. Walesa dijo que el Gobierno le aseguró que se reuniría en una mesa redonda con la oposición.

En un mensaje dirigido a los huelguistas de Szczecin, Jastrzebie, Stalowa Wola y Gdansk, el líder de Solidaridad señaló que en esa reunión se tratarán "todas la cuestiones relativas al movimiento sindical en Polonia", y, en ese contexto, la legalizacion de Solidaridad". Walesa invitó a los trabajadores en huelga a "poner fin al movimiento de protesta" y cesar "toda eventual negociación" con las direcciones de los respectivos establecimientos en conflicto. El líder sindical añadió que la citada mesa redonda entre el Gobierno y la oposición puede llevar "a una colaboración [entre ambos] en materia de reformas en el terreno económico, social y político, por el bien de Polonia".El régimen accedió a discutir la posibilidad de legalizar al sindicato Solidaridad en un giro radical de su política. El intelectual católico Andrzej Stelmachowski, que ha mediado entre Walesa y el Gobierno, también anunció ayer que "han aceptado discutir el problema de Solidaridad".

Durante tres horas, Walesa y el ministro del Interior mantuvieron una sorprendente entrevista para buscar las fórmulas que permitan salir de una situación dramática en la economía y bloqueada en las reformas políticas por falta de un consenso nacional. El encuentro se produjo cinco días después de una vaga propuesta de Kisczcak a la oposición para mantener una mesa redonda con representantes de organizaciones de masas y ¡de las fuerzas implicadas en la crisis polaca.

Esta propuesta, aprobada por el Comité Central del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista) el pasado fin de semana, es el primer intento real de poner fin al duro enfrentamiento entre Solidaridad y el régimen desde la implantación de la ley marcial y la represión que siguió a ésta, en 1981.

Poco menos de siete años después de la implantación de la ley marcial en Polonia (levantada en 1983) y la ilegalización del sindicato independiente, las autoridades comunistas se ven obligadas a entablar el diálogo con dirigentes de la oposición, considerados desde diciembre de 1981 como delincuentes o agentes de intereses extranjeros occidentales.

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Walesa fue conducido a una villa del Gobierno polaco en un coche oficial del Ministerio del Interior que le recogió en la sede del episcopado, donde se había reunido con sus colaboradores. Había llegado a primera hora a Varsovia desde la ciudad portuaria de Gdansk, donde durante una semana ha estado encerrado con los huelguistas en los astilleros Lenin. La entrevista con Kisczcak fue anunciada el martes.La agencia oficial polaca PAP informó ayer que Walesa y Kisezcak habían hablado de principios y procedimientos para entablar una amplia negociación entre representantes del Gobierno, la oposición y organizaciones populares. Participaron en el encuentro el obispo Jerzy Dabrowski, vicesecretario de la conferencia episcopal polaca, y Stanislaw Ciosek, el presidente del Frente Patriótico de Renovación Nacional (PRON), una organización oficial acogida al partido. Las conversaciones, que aún hace pocos meses parecían imposibles, se producen en un momento de extrema tensión por una nueva oleada de huelgas. Walesa no ha cumplido la condición impuesta por las autoridades cuando sugirieron, la pasada semana, la posibilidad de este encuentro, que era la previa desconvocatoria de las huelgas.

El líder sindical manifestó que esperaba compensar el tiempo perdido desde la aplicación de la ley marcial y la llegalización de su sindicato en las conversaciones con el mismo ministro que firmó su orden de detención tras la implantación de la ley marcial. Kisczcak había visitado a Walesa cuando estaba detenido en las cercanías de Varsovia en 1982.

A la entrada en la residencia donde se entrevistó con Kisczcak, Walesa declaró que quería decirle al ministro "cómo superar estos siete años". En la solapa, Walesa llevaba una insignia del sindicato Solidaridad y una pequeña imagen de la Virgen Negra de Czestochowa.

El asesor de Walesa Tadeusz Mazowiecki declaró ayer que esperaba que "estas conversaciones traigan el diálogo y el acuerdo en cuestiones de gran importancia para Polonia. Las huelgas dependen del transcurso de las conversaciones".

Por una ironía histórica, el primer contacto oficial entre Lech Walesa y las autoridades polacas se llevó a cabo exactamente ocho años después de que se firmaran los acuerdos de Gdansk, por el propio Walesa, que dieron paso al sindicato independiente Solidaridad -el primero en un país comunista-, en el que se aglutinó la oposición democrática hasta el golpe de Estado, un año después.

En una conferencia de prensa posterior al encuentro entre Walesa y Kisczcak, el mediador católico, el profesor Stelmachowski, dijo que el "clima interno y externo a Polonia permiten negociar la vuelta a la legalidad de Solidaridad, aunque la situación no es la misma que en 1980".

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