La Chunga no estaba

El día 23 del presente mes me disponía en compañía de mi madre, mi hermana, mi novia y mi cuñado a pasar una feliz velada en el Café de Chinitas, uno de los locales con más nombre de la noche flamenca madrileña. Nos inclinamos a ir a ese tablao por su conocida reputación como buen restaurante y mejor espectáculo (mi hermana y mi cuñado trabajan en Bruselas y allí los espectáculos de flamenco no son loque se dice abundantes), pero el principal atractivo de la noche era la actuación de la famosa bailaora La Chunga.Después de soportar estoicamente un espectáculo deleznable, hecho sin duda para turistas, durante dos horas y 15 minutos, preguntamos al maitre a qué hora actuaba La Chunga. Fue entonces cuando nos enteramos del desgraciado accidente que había sufrido el día anterior, precisamente, en el que se había lastimado un tobillo, con lo que no podría bailar.

Estos señores sólo nos informaron del evento cuando preguntamos, sin molestarse siquiera de quitar el nombre de la bailaora del tablón de anuncios que tienen puesto en la entrada del local, aparte del anuncio que diariamente se publica en su diario.

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Indignados por su proceder, solicitamos la hoja de reclamaciones, que después de 15 minutos nos fue entregada, y una vez cumplimentada por nuestra parte tuvimos que esperar otro tanto de tiempo para que ellos rellenasen los datos correspondientes al local (como es preceptivo).

No contentos, por lo visto, con nuestro proceder, intentaron quedarse con la copia de la hoja de reclamaciones que nosotros tenemos que entregar en la Comunidad de Madrid, para que tenga constancia de la reclamación.

No quisiera terminar sin decir que el seudoespectáculo con el absentismo de la principal atracción nos costó 3.000 pesetas por persona (15.000 en total -aparte la cena-) sin derecho a consumición. Una estafa a personas que nos cuesta mucho trabajo ganar el dinero que ayer pagamos-