El compinche de Luengo acusa a policías de querer asesinarle
El delincuente Antonio Celdrán Jara, compañero en varias fugas y robos de Juan José González Luengo -atracador muerto a tiros en Madrid en diciembre de 1984 por agentes relacionados con el caso el Nani- ha acusado a inspectores de las brigadas de Madrid y de Bilbao de tenderle en abril de 1985 una trampa mortal en Zaragoza. Asimismo, Celdrán asegura en una carta que José María Fernández Mardaras, el Coyote, traicionó a Luengo revelando a la policía su escondite en Madrid.Celdrán asegura en una carta que envió el 2 de enero de 1987 a Angel González Luengo, hermano de Juan José: "Conozco al responsable directo de la muerte de Juanjo y de otras cosas, incluso de su colaboración con la policía para que me asesinaran a mí también". Celdrán agrega que el Coyote, llamado actualmente perro lameculos de lapolicía".
Según Angel González Luengo, el Coyote concertó una cita con Celdrán en Zaragoza para preparar unos atracos. Cuando este último llegó a la capital aragonesa fue detenido por inspectores de la Brigada Regional de Policía Judicial de Zaragoza. "A Celdrán le quisieron matar los policías de Bilbao y Madrid, pero se anticiparon los de Zaragoza y le detuvieron. El Coyote fue el que dio el chivatazo", dijo a este periódico Ángel González Luengo.
Antonio Celdrán, quien desde aquella detención permanece en la cárcel, asegura en su misiva del 15 de enero que también fue el Coyote quien informó a la policía de dónde estaba escondido Juan José González Luengo en Madrid el 15 de diciembre de 1984, 24 horas después de que este último hiriese a dos inspectores de la brigada de Madrid en un pub del barrio de Tetuán.
"Cuando sucedió lo de Madrid [se refiere a los hechos que rodearon la muerte a tiros de Luengol, la brigada de Bilbao informó a los de Madrid que posiblemente nos encontrábamos en el domicilio de Pedro Nieva Perola [un actor conocido del Coyote], ya que el perro había soplado a los asesinos de Bilbao que tu hermano y yo manteníamos relaciones amistosas con este chico, y lo más seguro era que nos encontráramos ocultos en su casa por ser persona que carecía de antecedentes", dice Celdrán en una de sus cartas a Ángel González Luengo. "El hijo de puta acertó y así localizaron y asesinaron a tu hermano, de lo que yo me libré al no encontrarme allí, como tú sabes", agrega.
Un carné falso
En la madrugada del 14 de diciembre de 1984, Juan José González Luengo y Antonio Celdrán mantuvieron un tiroteo con los inspectores Jaime Ignacio Cabezas de Herrera y Juan José Gándara Trueba en el pub Maniqui`s de Madrid. Ambos delincuentes consiguieron huir por separado del establecimiento. Celdrán se refugió en casa de José Luis Álvarez, confidente conocido por el alias de Petronio.Durante su huida, Luengo cayó al suelo y se hirió en una mano. Consiguió coger un taxi que le llevó a la calle del Doctor Esquerdo, próxima al domicilio de Nieva Perola, pero a la hora de pagar dejó olvidado un carné de policía falso en el que aparecía una foto suya con peluca.
El taxista vio el carné y llamó a la policía, cuya brigada de Madrid desplegó un operativo por los barrios de Goya y Fuente del Berro, separados por la calle del Doctor Esquerdo. Fueron 24 horas de búsqueda policial, que incluyeron diversos registros infructuosos de inmuebles, entre ellos el despacho del abogado Fernando Salas. Finalmente, Luengo caía abatido a tiros por agentes de la brigada cerca de la casa del actor.
Los intentos de este periódico por localizar al Coyote en el Valle de Trápaga (Vizcaya), donde vive su familia, fueron inútiles. Según un familiar, José María se había marchado a un pueblo de Cáceres, del que aseguró desconocer el nombre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.