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El 'asunto vietnamita' de Quayle empaña la convención

Francisco G. Basterra

Un debate sobre el patriotismo, un valor monopolizado por los republicanos, del senador Dan Quayle, elegido para la vicepresidencia por George Bush, empañó ayer la convención de Nueva Orleans justo el día en el que Bush recibió oficialmente el liderazgo del partido. La sospecha de que el derechista y fotogénico Quayle utilizara las influencias de su millonaria familia para no ir a la guerra de Vietnam dominó el debate en la capital del jazz.

Lo que tenía que haber sido una noche triunfal de coronación de Bush, tras una jornada de castigo retórico al "liberal y blando con el crimen" Michael Dukakis, se diluyó en la discusión sobre los problemas del joven Quayle, de 41 años y su falta de peso específico, que se han convertido en un quebradero de cabeza para Bush. Ni el partido ni la opinión pública acaban de entender quién es Quayle y por que es el número dos.George Bush concluyó ayer su larga carrera de eterno segundo. Es ya oficialmente el líder del Partido republicano, su candidato a la Casa Blanca, y se enfrenta ahora a la cuesta arriba de demostrar su liderazgo y su capacidad para suceder a Ronald Reagan. Esta madrugada pronunció ante la convención de Atlanta el discurso de aceptación, el más importante de su vida política.

En 1969, con el país dividido civilmente sobre la guerra en el sureste asiático, Dan Quayle, recién salido de la universidad, hizo todo lo posible por no ir a combatir a Vietnam. Consiguió cumplir con la patria, en vez de en la jungla vietnamita, en la Guardia Nacional de su Estado natal, Indiana, una especie de ejército de reserva. Es algo que hicieron miles de norteamericanos, sobre todo de la clase alta, para no ir al frente de un conflicto en el que intervinieron sobre todo negros, hispanos y blancos de las clases más bajas.

Nadie está diciendo que Quayle hiciera nada ilegal. Pero había un as largas listas de espera para ingresar en la Guardia Nacional -estuvo en una unidad de comunicaciones hasta 1975- y Quayle, heredero de una familia quie ha hecho cientos de millones de dólares publicando periódicos de provincias, lo logró. El senador, que está siendo examinado con lupa, es un halcón y el prototipo de político duro que habla de la necesidad de una América fuerte. En su. primera conferencia de prensa fue confrontado aquí con su actitud ante la guerra de Vietnam. "Es un ataque barato", respondió pensando que se quitaba de encima el tema. Pero horas después, entrevistado por las cadenas de televisión CBS y NBC, tuvo que ser más explícito.

"¿Se escapó usted del combate activo en Vietnam?". "Me hacía preguntas sobre la forma en que se llevaba la guerra, pero quería servir en las fuerzas armadas y lo hice. Y estoy orgulloso". "¿Le daba miedo combatir?" "No, absolutamente no. Estaba deseando y dispuesto a servir a mi país. La Guardia Nacional es un buen grupo y si mi unidad de Indiana hubiera sido llarriada, como fueron algunas, habría ido a Vietnam". "¿Utilizó la influencia de su familia para entrar en la Guardia?" "Han pasado ya 20 años de esto. Hice saber a alguna gente que quería ingresar en la Guardia Nacional. Se hicieron llamadas de teléfono, no puedo acordarme. Yo entonces quería seguir estudiando (acababa de graduarse en Ciencias Políticas) y casarme".

La historia no tiene potencial para destruir a Quayle, a quien na.die está acusando de cobarde, pero se suma a las dudas que suscita su personalidad, o más bien su falta de ella. Probablemente sea injusto pero la Prensa no soltará el hueso Los demócratas han iniciado sus ataques contra Quayle al que presentan inexperto frente a su candidato a la vicepresidencia, Lloyd Bentsen.

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